Desde mi cierro

Pedro María / González / Tuero

Angustia

Aquí hay mucha angustia. Muchísima. Aunque hoy veamos bares y restaurantes llenos o una feria de Sevilla -dice el que pueda visitarla- que está hasta los topes o que en este largo fin de semana -hay mucho madrileño por aquí suelto- encontremos a mucha gente llenando nuestras cafeterías y modernas tascas, donde no se cabe y hasta parece que hay dinero. Pero, en definitiva, todo esto no es óbice para que deje de haber mucha angustia. A pesar de que nuestro optimista ZP diga que todo está estupendo, que de esta maldad transitoria muy pronto vamos a salir, que queda poca crisis..., tantas mentiras que ni él mismo se las cree.

Y aquí en La Isla, vamos de culo, políticamente no se sabe por dónde se va a salir, porque dicen del pepé que se puede quitar de en medio -que es lo que debería de hacer-, que si el pobre Alcalde no tiene culpa -quién coño, digo yo, vigilaba al interventor y al tesorero-, que de todo este robo -más claro no se puede decir- quién tiene la culpa; porque en este pueblo -tan inocente, de siempre- hay mucho granuja y, para colmo, dicen, y tampoco me lo creo, viene por ahí una gripe, que mata, pero menos, y que hará rico a más de uno. Pero en La Isla no, aquí se hacen ricos de otra manera, pues hay más de un sabihondo que estando cerca de la caja municipal se ha puesto las botas, comiéndose una parte muy importante del dinero de muchos cañaíllas. Y parece mentira que un pueblo como éste -decían- que era tan honrado y tan elegante, tan sabio y tan inteligente, haya tanto ladrón, aprovechado y sinvergüenza.

Por consiguiente, el isleño de hoy, como cualquier españolito, está angustiado. No puede pagar la hipoteca, porque lo engañaron en su momento, ni puede con otros préstamos, porque se aprovecharon de él, y ya no puede estirar más de lo que tiene; además de aguantar las pamplinas del Presidente que nos manda, el increíble robo en el Ayuntamiento y la mierda de la gripe esa, que es más un negocio que un peligro.

Y así es el panorama que tenemos por delante -mi afligido lector-, y uno ya no sabe si morirse de asco, de angustia o de la gripe de moda, aunque si la palmo, prefiero que sea por otra causa. De un ataque de eretismo, por ejemplo. Averigüe.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios