ESTA es la semana del 28-F, en la que parece que Andalucía también existe. Sin embargo, en los proyectos políticos de futuro que se ponen sobre la mesa del Estado plurinacional, se supone que será una autonomía de segunda. Volveremos a las disquisiciones que se superaron hace 36 años. En el programa estrafalario de Podemos no se detallan las comunidades que serían naciones y las que se quedarían como ahora, en plan regiones, aunque peor financiadas. Sin embargo, otras propuestas, como la que ha esbozado el PNV, dan a entender que el idioma volvería a situarse como el requisito diferencial para ser nación.

La supuesta nueva configuración del Estado la están marcando los grupos plurinacionales como Podemos y los partidos nacionalistas que gobiernan y tienen votos que mercadear en el Congreso. Aunque el nacionalismo de Cataluña ha apostado por la independencia, algunos avispados estiman que a lo mejor se lo piensan, si pueden ser independientes permaneciendo dentro de una Iberia confederal, o algo así. En Euskadi se sentirían cómodos en ese esquema, combinado con su chollo foral. Y las mareas independentistas de Galicia reclamarían lo suyo con su lengua propia.

Como se intuye que el idioma sería el hecho diferencial del Estado plurinacional, resultaría que el País Valenciano y las islas Baleares estarían en situación para ser satélites autónomos de los Países Catalanes. Y que Canarias, apelando a su insularidad africana, podría reclamar lo mismo que en los tiempos independentistas de Antonio Cubillo. O sea, que España se reduciría a Madrid, las dos Castillas, León, Asturias, Cantabria, La Rioja, Murcia, Extremadura, Aragón (en representación del antiguo Reino, desgajado de la parte marítima)… Y Andalucía, donde se habla castellano, aunque pronunciado a su manera.

Por el fútbol, que ha sido uno de los campos de batalla, no se preocupen. Además de La Roja de España, habría selecciones de Cataluña, País Vasco y Galicia. Y no haría falta que el Barça de Messi, Neymar y Luis Suárez juegue una Liguilla Catalana con el Llagostera. Se crearía la LFP auténtica (Liga de Fútbol Plurinacional), donde podrían estar todos los que ahora están; e incluso los de Portugal, si se forma la Iberia plurinacional, confederal e independiente para lo que les interese. En este esquema previsible, sólo nos falta ya que Pablo Iglesias y sus muñidores pregonen el entierro sin urna de aquel ideal andaluz que imaginamos un 28-F y se ha marchitado.