Andalucía por España

Está la cosa como para que Pablo Casado gane una moción de censura con el apoyo de... Susana Díaz

No quiero que pase ni va a pasar, pero debería pasar. La gravedad de la sesión de fotos del presidente Sánchez en Barcelona no escapa a nadie. Ha blanqueado a los golpistas, ha desautorizado al Tribunal Supremo y ha quitado, sumiso a Torra, cualquier mención a la Constitución.

Pablo Casado, líder del partido más votado, tendría que presentar una moción de censura ipso facto. ¿Para perderla? Bueno, aunque la perdiese. Pero no tiene por qué. Podría haber contactos previos con esos barones socialistas espantados por la deriva entreguista del PSOE de Sánchez y ofrecerles que en cada autonomía gobierne la lista más votada. Sería una gran coalición en todos los niveles. Implicaría un claro beneficio partidista, pero sería bastante vendible: primero, por el interés nacional y la defensa del Estado de Derecho; segundo, por el exquisito respeto democrático y tal y cual a los partidos más votados.

La parte indeseable (para mí) es que supondría dejar otra vez la Junta en manos de Susana Díaz, ay. Nos harían un gambito de Andalucía a cambio de salvar a España (y salvar a un PSOE constitucionalista). A los diputados socialistas andaluces en el Congreso, se podrían sumar los castellano-manchegos, los extremeños, los asturianos y los aragoneses. A Casado le saldrían las cuentas de su moción, y probablemente a los barones en mayo las suyas. A Susana, seguro.

Incluso si no tiene la seguridad de que ningún socialista fuese a virar su voto, Casado tendría que presentar esa moción. Para que los españoles nos hiciésemos cargo de la seriedad del embate constitucional que estamos viviendo y para que el PSOE quedase inmortalizado en un retrato histórico.

Ahora bien, si la disciplina partidista pesa más que todo y no sale, como no saldrá, el PP y, sobre todo, Ciudadanos deberían dejarse ya de chorradas con Vox. En un país donde una región está en rebeldía total y con un presidente del Gobierno que les ríe las gracias a los rebeldes, hacer ascos a un partido democrático y constitucionalista y español hasta la médula, es de una gran torpeza. Lógica, por supuesto, pero también política. El lema de Vox, "Andalucía por España" es hoy por hoy un jardín de senderos que se bifurcan: o el audaz cambalache constitucionalista que deje a nuestra región sin su ansiado cambio, pero eche a Sánchez; o la intrépida interpretación literal de una Andalucía fuerte que sea un puntal contra la desmembración.

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