El Palillero

José Joaquín / león

Ana, parisina como tú

HA sido curiosa la valoración de la elección de Anne Hidalgo como alcaldesa de París. Leyendo y oyendo algunos comentarios parece que la han elegido por ser gaditana o isleña. No cabe duda alguna de que es un gran éxito político de una paisana. Tampoco hay dudas de que nació en San Fernando, en 1959. Y, aunque reside en Francia desde que tenía dos años, no se ha olvidado de donde está la calle Real, y vuelve de vez en cuando. Pero si la han elegido alcaldesa es, básicamente, porque ha sido durante los últimos 14 años la principal colaboradora del anterior alcalde de París, Bertrand Delanoë, que la preparaba para la sucesión.

Anne Hidalgo, por lo demás, tiene un apellido muy de por aquí, que incluso evoca a las empanadas de la plaza de la Catedral. Y, naturalmente, todo el mundo sabe que es de origen gaditano (en su vertiente isleña, como Sara Baras y la Niña Pastori). Pasa con los gaditanos que todo el mundo sabe de donde son, a diferencia de otros cuyo lugar de nacimiento se ignora. Pero el del gaditano y la gaditana imprime carácter. Por ejemplo, los cantantes gaditanos Andy&Lucas cuentan que le regalaron una camiseta del Cádiz C.F. a Michelle Obama. Y es que no hay un gaditano famoso que reniegue de sus orígenes. Pues eso te da como un plus de categoría, no se sabe por qué.

En París no hay tantos chovinistas, a pesar de la fama. En estas elecciones municipales, ni a la socialista Anne Hidalgo ni a nadie se le ha ocurrido presentarse con el lema de campaña "Parisina como tú". Ni pedirle a las chirigotas de la capital francesa (si hubiera alguna) que critiquen en sus simpáticas coplillas a Anne (que en su bautizo se llamaba Ana) por no haber tenido la suerte de nacer parisina. La cigüeña, a pesar de que en los tiempos de Franco venía de París, la soltó a ella en La Isla, y nadie se lo recrimina.

Por el contrario, aquí (o sea en la ciudad de Cádiz), siendo la hora de que se convocaban elecciones municipales, le echaban en cara a Carlos Díaz que había nacido en Sevilla, y a Teófila Martínez que era natural de Santander. Como si en Cádiz no vivieran centenares de montañeses o sus descendientes, y como si Sevilla estuviera en Nueva Zelanda.

El aldeanismo gurripato de tales planteamientos no fue tenido en cuenta por los electores y electoras. En Cádiz, como en París, la gente es menos boba de lo que algunos suponen. Y van quedando menos catetos, como esos que descalifican a las personas por su lugar de origen.

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