Opinión

Francisco José / Jiménez / Fjimenez@diariodecadiz.com

Amnesia transitoria

ES el término exacto de lo que sufrió Abraham Paz al término del partido en Vigo. El portuense no recordaba nada de lo que sucedió después del golpe sufrido en la cabeza. Realmente, no se pierde nada si ha desaparecido de su mente parte de la goleada encajada y yo, voluntariamente, voy a hacer un ejercicio de amnesia para olvidar lo que pasó en Balaídos. Hay motivos para estar enojado con los jugadores, pero son ellos los que tienen la posibilidad de impedir que el Cádiz caiga en el pozo más temido y soy de la opinión de que ahora es más útil el apoyo que la amenaza.

El día del primer entrenamiento de Raúl Procopio al frente de la plantilla entró Antonio Muñoz al vestuario y dijo cuatro verdades. El rapapolvo parece que surtió efecto porque el equipo ganó los dos partidos siguientes, pero es evidente que si la racha se ha truncado no es porque se necesite mano dura. Es una cuestión de querer y no poder, algo que puede ser todavía más preocupante, con la que está cayendo en la zona baja de la tabla. No es necesario recordar a los futbolistas lo que se están jugando porque si hay alguno que no está implicado en la causa, es la excepción. ¿Ha descendido el Zaragoza por la desidia de sus jugadores? No lo creo. La cuestión es entrar en una espiral de la que ya no se puede salir.

Y como siempre he creído más en la reflexión que en el grito, estoy convencido de que en este momento el equipo necesita encontrar un ambiente cálido para ganar de una vez un partido y que se ponga fin a la pesadilla. No es que los jugadores vayan a jugar mejor o peor en función de lo que proclame la prensa, pero son ellos los que escribirán la historia del club en las jornadas que restan y es preferible que lo hagan con un entorno conciliador que con uno en pie de guerra.

Ya llegará el momento de poner a cada uno en su sitio y de reclamar responsabilidades por lo que haya acontecido hasta el 15 de junio, fecha final de la campaña. Pero, de momento, es más inteligente respaldar a los que cortan el bacalao y no por el hecho de adoptar una pose políticamente correcta, sino porque de verdad son los primeros que quieren mantener al Cádiz. Le pese a quien le pese.

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