Amargura y rencor. Resentimiento. Lo que faltaba, un estado de alarma para dar vidilla a los que no tienen otra cosa que hacer que ampararse tras un seudónimo y criticarlo todo por sistema. Hablando en gaditano, son esas personas a las que todo les da coraje. Se haga lo que se haga y venga de quien venga. Al derecho y al revés. Si se sienta alguien en un bar está jugando con la salud de todos. Si esa persona no se sienta a consumir, está jugando con el futuro de la hostelería. Qué malos son los que salen sin mascarilla, qué pardillos son los que llevan ante sus caras hasta las pantallas de soldadores de Astilleros. Jugando a dos bandas porque el anonimato se lo permite. ¡Y cómo arengan desde sus sofás al pueblo para que se levanten todo lo que ellos no se han levantado nunca! Revolucionarios de mesa camilla, amargados de butaca de IKEA: dejadnos en paz, Salid de vuestro mundo virtual, vertedero de frustraciones.

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