Alejandro Sanz y sus conciertos

La Cumbre del Clima se ha convertido en un espectáculo. Se supone que debía servir para arreglar el planeta

Alejandro Sanz está imparable. Desde que lo nombraron representante del rey Melchor en la Cabalgata de los Reyes Magos de Cádiz viene con un pan de oro debajo del brazo. Ha anunciado un concierto en el estadio Carranza para el 11 de julio de 2020, cuyas entradas se ponen mañana a la venta. También ha intervenido en la Cumbre del Clima, con un emotivo discurso ecologista, en el que ha dicho que "todos somos culpables y todos somos parte de la solución". También dijo que sus conciertos serán neutros en CO2. Se supone que entre ellos se incluye el del estadio Carranza. Así que vamos a tener un estadio de lo más modernizado: con espectáculo luminoso, videomarcadores y neutralidad para no contaminar.

La Cumbre del Clima se ha convertido en otro espectáculo. Se suponía que debía servir para que los líderes mundiales arreglaran el planeta. Sin embargo, los líderes han brillado por su ausencia. La Cumbre del Clima se ha convertido en una excusa para el turismo. "Cada congresista se gastará 265 euros en Madrid", dijeron en el telediario, y siguieron explicando las catástrofes que ocurrirán en 2050. Nadie ha dicho nada en la Cumbre del Clima de las barbacoas, ni de la Noche de San Juan, ni de los botellones que se montan en la playa Victoria, sin que limpien los restos del naufragio.

Pero en esas llegó el rey Melchor y ordenó parar la diversión. Al menos no le echó las culpas a ningún facha, ni llamó a nadie "estúpido", como Javier Bardem, cuando se las dio de intelectual. Ya puestos, podrían haber invitado a la niña Greta a la carroza de la Niña Pastori, para que saliera como dama de honor de la Estrella. Si la Cabalgata de los Reyes Magos también va a ser ecológica, confiamos en que empiecen por no utilizar vehículos contaminantes. Y por tirar caramelos sostenibles sin papeles.

Volvemos a lo de siempre: ¿contamina más un coche de diesel o un borrico con diarrea? En tiempos de las caballerías parece que no había tantos problemas. En Cádiz había coches de caballos y hasta el cochecito lerén. A Cádiz llegó tarde la revolución industrial. Como diría Vargas Llosa, ahí se jodió todo, Zavalita. ¿Y el carbón? Antes en las casas gaditanas se cocinaba con carbón y calentaban los braseros con el cisco picón. Pero ya no quedan carbonerías, ni caballerías. Pronto no quedará nada.

Al menos nos quedará Melchor y el concierto neutro de Alejandro Sanz. Los tiempos cambian, y lo que antes era bueno ahora es malo. Los cantantes y las niñas sin carrera van dando lecciones a la humanidad.

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