Aires de un Lunes Santo en agosto

Por encima de todo, está la devoción. La Virgen de las Penas congrega a un barrio detrás. Son palabras mayores

Los aires difíciles de Cádiz soplarán el domingo con un eco de Lunes Santo en agosto. Va a ser coronada canónicamente la Virgen de las Penas en la Catedral. La dolorosa viñera salió el miércoles, tras una misa en la calle de la Palma, para ir a Santo Domingo, la Casa de Acogida donde espera la Virgen del Rosario para las coronaciones gaditanas. Esta tarde, la Virgen de las Penas irá a la Catedral, tras recorrer el barrio de Santa María y hacer estación ante el Nazareno. Y el domingo regresará a La Viña, ya en su paso de palio, y recorrerá las calles gaditanas en una noche de verano, dejando estampas insólitas para el recuerdo. La coronación está plagada de singularidades. Tres procesiones con tres pasos diferentes. Y quedarán dos vírgenes coronadas: Palma y Penas. Gloria y Dolor. Dos caras de una sola Virgen, que es la Reina de La Viña.

La víspera del 15 de agosto, fiesta de la Asunción, se vivirá con una especial solemnidad. En Cádiz, los principales amores marianos de las glorias se concentran en julio con la Virgen del Carmen, en octubre con la Virgen del Rosario y en noviembre con la Virgen de la Palma. Las tres vinculadas al mar. Las tres coronadas, a mayor gloria mariana. Las tres incrustadas en la historia de la ciudad, en tantos acontecimientos memorables.

A las tres grandes devociones gloriosas de Cádiz, se unió en la lista de las coronaciones María Auxiliadora, vinculada a los Salesianos, y la primera y única hasta ahora con sede en los Extramuros. También la primera y única dolorosa coronada, que fue la Virgen de los Dolores, de la VOT de los Servitas, quizá la devoción más elegante de Cádiz, que se cobija en la señorial intimidad de su capilla relicario de San Lorenzo.

Desde el domingo se unirá la Virgen de las Penas viñera a ese ramillete de las imágenes marianas coronadas. Es una talla histórica, posteriormente restaurada. Cuenta con un paso excepcional, considerado el de mayor valía artística de Cádiz, en el que destacan los bordados del palio que diseñó Juan Manuel Rodríguez Ojeda.

Pero, por encima de todo, está la devoción. La Virgen de las Penas congrega a un barrio detrás. Y eso, en Cádiz, son palabras mayores. Santa María reza al Nazareno y a la Virgen del Rosario. La Viña reza a su Virgen de la Palma, al Cristo de la Misericordia y a la Virgen de las Penas. La Viña no es sólo un barrio carnavalero, es también un barrio cofrade. Por sus calles marineras, los aires de agosto mecerán en la madrugada el renacer de un Lunes Santo eterno, recordando que Ella es bendita, la Reina de su barrio y la Señora de sus penas.

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