El pinsapar

ENRIQUE / MONTIEL

Agua, manta y cena

COMPRENDO que ahora lo tienen más difícil. Los presuntos canallas. Porque no pueden evitar que a la hija de un enfermo moribundo al que no le daban ni agua, ni una manta, le den un Goya. Y cuando se pone delante de un micrófono para darle las gracias a la Academia por la concesión, pues le dice al mundo entero que su padre se murió en un hospital público de Viladecans (Barcelona) muerto de frío y de sed. El portavoz de ese hospital público dijo días después, ante el revuelo suscitado, que no le constaba hubieran hecho reclamación alguna sus familiares. De manual, pues. ¿Usted es de reclamar? Ni yo. Los españoles somos de natural bondadosos y poco dados a pedir la hoja de reclamaciones. De buen conformar, pues. Por eso hemos oído decir a nuestros mayores que en la conformación estaba la felicidad, pero ya no, ahora -además- se vive en la aldea global y hay varios modos de practicar el viejo principio de como soy del campo, me zampo.

En Menéame, que es una web de informaciones, en su edición general de ayer, se informa (con foto) de la cena que sirvió una empresa llamada Mediterránea de catering a los enfermos del Hospital de Navarra "tras externalizar el servicio". El comentario 101 que acompaña a la noticia dice literalmente: "Es moco deconstruido con un suave toque de gargajo verde a las finas hierbas". La foto es para verla. Bandejita blanca con algo parecido a una tortilla a la francesa ligeramente verdosa y rodajas de zanahoria cocida. Digo yo que si es un montaje la dirección del hospital de Navarra habrá presentado denuncia inmediatamente contra esta conocida web, aunque mucho me temo que no lo haya hecho. Como no lo hizo cierta empresa gaditana de catering para escolares ante las denuncias realizadas por las familias y trabajadores. Que sepamos.

Thomas Jefferson está cada día más de moda. La defensa de los ciudadanos de la crisis, en su vertiente moral, lo pone de manifiesto. "Nuestra libertad depende de la libertad de Prensa, y esta no puede limitarse sin perderse", escribió. Digo que fallando tanto los controles internos, los controles públicos (de los comedores escolares, las cenas que se sirven en los hospitales o la existencia o no de mantas para los enfermos), los periódicos, los medios de comunicación en su conjunto, mantienen en pie el edificio de las libertades, que siempre se caen por el mismo sitio, la asfixia de los periódicos, de la libertad de informar, opinar y publicar las noticias.

Y porque no somos muy de reclamar, muy de pedir el libro. Y firmar con nuestro nombre y apellidos. Los españoles.

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