Tribuna libre

Daniel F. Álvarez Espinosa

Mucho AGE (Agente Genuino Español)

Durante los años sesenta del pasado siglo James Bond, el agente 007 al servicio secreto de su majestad, con licencia para matar, vivió su período de máximo esplendor. Era la época de aquellas primitivas películas -las mejores- de la inmortal saga y en la sociedad occidental se desencadenó el fenómeno de la bondmanía, el mundo de los espías inundó el mercado y la cultura popular: filmes, series de televisión, novelas, cómics y un incipiente merchandising (hoy cotizadísimo) empezó a hacer furor. En España se sucedieron las inevitables parodias inspiradas en el famoso agente británico, y su típico reparto con actores carismáticos de entonces: 07 con el 2 delante (1966), alias Jaime Bonet, encarnado por Cassen; Operación Cabaretera (1967) y Operación Mata-Hari (1968), ambas protagonizadas por la pareja cinematográfica made in Spain, José Luis López Vázquez y Gracita Morales.

En el apartado del cómic resulta obligado citar a los celebérrimos Mortadelo y Filemón, quienes trabajan para la TIA (sátira de la CIA y del MI6), a las órdenes del superintendente Vicente (remedo de M), con el apoyo logístico de los inventos del profesor Bacterio (menos eficaz que Q) y la secretaria Ofelia (Moneypenny en versión ibérica). Pero la caricatura más lograda de los agentes secretos salió del lápiz de Manuel Vázquez. Uno los grandes dibujantes de tiras humorísticas que ha parido nuestro tragicómico país, del ingenio contra la censura, entre sus prolíficas creaciones sobresalen: las hermanas Gilda, numerosas familias (Cebolleta, Churumbel, Gambérrez), la abuelita Paz o el bebé Angelito, este último en palabras de su creador, "un hijo de puta… iba a hacer daño, a joder al personal", Gu-Gú. Vázquez vivió anécdotas propias de las historietas que dibujaba, por eso sus personajes nos resultan tan reales, tan cotidianos y auténticos. Sabía reírse de sí mismo, en no pocas ocasiones el villano de la función era él. Francisco Ibáñez le homenajeó trazando a Manolo, ese soñado inquilino que bien vive en el ático del 13, rúe del Percebe, un supremo jeta con una habilidad extraordinaria para zafarse de sus innumerables acreedores.

Vistiendo elegante traje negro con pajarita, luciendo una incipiente barriguita y fumando su sempiterno pitillo, Anacleto, agente secreto, debutaba en Pulgarcito el año 1964. Enfrentándose a múltiples peligros (subterráneos, alcantarillas, mensajes autodestructivos), Anacleto cumplía arriesgadas misiones (recadero de paquetes, salvamento de microfilmes) con el auxilio de chapuceros gadgets (micrófonos 'ocultos', zapatófonos) en los más exóticos parajes (desde polos a desiertos). Sobre todas las situaciones comprometidas que padecía, destaca la sufrida relación con su despótico jefe, los sonoros guantazos (plaf!) que este orondo fumador de puros arreaba a su subordinado y le quedaban señalados en el rostro. Aunque el sumiso empleado sabía gastárselas mucho peor, ejecutando una sofisticada venganza en la última viñeta con la revanchista cantinela de su superior: "Esto lo pagarás caro, Anacleto, muy caro". Cómic que supo parodiar de manera sutil e irónica el universo del espionaje y los servicios secretos, no es como el público supone, un James Bond cañí, un 007 a la española; según manifestó el propio Vázquez, el personaje de Anacleto está inspirado en Maxwell Smart, el patoso Superagente 86, la serie televisiva creada por Mel Brooks y que aquí pudimos ver con el inefable doblaje sudamericano.

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