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Análisis

juan manuel marqués perales

La victoria de los blandos

Ni Trump ni Johnson ni Bolsonaro son historias de éxito; sí las de Illa, Moreno o Ximo Puig

La pandemia del Covid será el mayor suceso social que muchas generaciones habrán sufrido en sus vidas, ni la caída del Muro de Berlín ni los atentados del 11-S forzaron a más de la mitad de la humanidad a esconderse en sus casas. Sólo una catástrofe nuclear tendría un impacto similar, porque hasta las llamadas guerras mundiales fueron muy parciales en comparación con un virus que ha no respetado los supuestos paraísos que se creían blindados contra la pandemia, bien por la fortaleza de sus sistemas sanitarios, bien por la agudeza de sus dirigentes o por cualquier otra causa que devenía en ridículo al cabo de las semanas. Ni Portugal ni Japón ni Suecia ni Alemania. Una molécula de ARN con poco más que una carcasa, que eso es un virus, nos ha sobrepasado a todos, y sólo la ciencia ha logrado sacarnos de este hoyo en un tiempo récord.

Una de las numerosas lecciones que nos deja este fatídico año es que la prudencia y la humildad son las mejores virtudes políticas para los tiempos de crisis. Aunque parezca que el resultado es el triunfo de los populismos, lo cierto es que los dirigentes que lo han practicado han fracasado. Donald Trump perdió su reelección, y Boris Johnson quedó transformado después de que tuviese que ingresar en abril en un hospital londinense a causa del Covid. A las pocas semanas de un ingreso en el que tuvo que consumir litros y litros de oxígeno, nació su primer hijo, Wilfred, que lleva de segundo nombre el de Nicholas, en honor a uno de los médicos que le trataron en St. James.

Johnson ha dejado de alardear de alimentarse con hamburguesas y ha rectificado su escepticismo sobre las políticas relacionadas con la obesidad infantil. Otro hombre duro que cae, en expresión Barack Obama sobre su sucesor. Jair Bolsonaro va camino de ello, será en 2022 cuando vuelve a enfrentarse a unas elecciones en las que, posiblemente, Lula da Silva será uno de sus competidores. De momento, Brasil se ha apuntado esta semana a más de 2.000 muertos diarios por Covid.

Salvador Illa no gestionó bien la pandemia, como casi todos, pero transmitió paciencia en unos meses, los primeros, en los que la incertidumbre nos robó todo. Illa ganó las elecciones en Cataluña y, después de lo que se aventura como otra legislatura estéril en Cataluña, sí tendrá opciones reales de ser presidente de la Generalitat.

En Andalucía, un presidente nuevo, Juanma Moreno, ha logrado ser respetado como un dirigente de confianza; esto es mucho para un dirigente bisoño que llegaba con una minoría débil y apoyado por un partido disruptor como es Vox. Hoy, Moreno es lo mejor que tiene el Gobierno andaluz y el PP, tanto que en estas semanas se va notando que él solo no basta para asegurar la continuidad del cambio. Como Moreno, otros presidentes, como Núñez Feijóo y Ximo Puig, han ganado con esta crisis.

El caso del consejero de Salud de la Junta, Jesús Aguirre, es paradigmático. Con el antecedente de la crisis de la listeriosis y con esa manera tan peculiar de comunicarse, el consejero fue cuestionado dentro del propio Gobierno, Vox salió en varias ocasiones a apuntalarlo porque caminaba sin red por la cuerda floja, pero ha sido la humildad lo que le ha salvado; eso, y una ampliación de presupuesto del SAS que no se veía desde la fundación de este servicio andaluz. Para 2021, la Junta contará con un excedente no previsto de cerca de 1.500 millones de euros procedentes de los fondos React de la UE. Gran parte se destinarán a ampliar y mejorar la infraestructura hospitalaria y sanitaria andaluza.

Madrid es el contraejemplo de esta tesis del triunfo de la sensatez. En clara oposición al presidente del Gobierno, su líder regional, Isabel Díaz Ayuso, ha hecho todo lo contrario a lo que suponía un consenso: si se cerraba, ella abría, y así ha seguido ocurriendo hasta ahora, a pesar de que Madrid presenta uno de los peores datos epidemiológicos de España. El populismo libertario de Vox la ha poseído en el convencimiento de que es esto, lo contrario de los hombres blandos, lo que da el rédito electoral. En mayo sabremos si se equivoca.

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