La esquina del Gordo

La verdad, ¿nada más que la verdad?

Pese a las alarmas, ni siquiera pasará a la historia de las felonías de este gobierno

áábalos, ministro multifacial, pasada la medianoche daba su vueltecita por las pistas de Barajas, que es su terapia cuando se desvela; y lo que son las casualidades, allí, sin querer, se encontró con el avión donde viajaba el ministro venezolano de no sé qué, y en un gesto de cortesía subió al aparato para darle la bienvenida cuando, ¡oh, sorpresa!, también estaba la mano derecha de Maduro, una tal Delcy Rodríguez, versus vicepresidenta del sátrapa, amigo preferente de los socios protocomunistas que forman parte del veleidoso gobierno de la España de caricatura que padecemos.

Fue un encuentro cordial del que Ábalos -prodigio de imaginación como se sabe-, ha dado hasta seis versiones distintas -¡qué falta de respeto!- sin necesidad porque de lo que hablaron realmente fue de la duda existencial de nuestro ministro por saber qué nombre era Delcy. Se rieron mucho cuando ni ella misma sabía de su significado ni de su procedencia. Él, con esa repajolera gracia que lo caracteriza, dijo: "O sea, que te lo pusieron para llamar la atención". Bueno, de ahí no pasó la cosa para lo que se ha armado después, que hasta Trump le ha embargado el avión en que viajaba la susodicha. Un disparate más del amante de la laca para el tupé y, cómo no, para que lo aproveche la nefasta oposición al régimen sanchista y hasta la vieja guardia con carnés socialistas, exceptuando al preclaro Zapatero, consejero in pectore de Chávez y su heredero.

Bien, vale, todo lo dicho hasta ahora puede que tenga el mismo grado de credibilidad que las seis versiones de nuestro ministro; pero se baraja la posibilidad de que él no estuviera en Barajas para combatir su insomnio, sino mandado por Iglesias, muñidor de los tejemanejes. Dicen las lenguas viperinas que lo demuestra el hecho de que, pese al frío, no paseaba con las manos en los bolsillos, sino que en una llevaba un papelón de churros de la legendaria churrería de San Ginés y en la otra una marmita con el celebérrimo cocido madrileño de Lhardy dispuesto para los tres vuelcos reglamentarios que, en su momento, ya se encargarían de calentar la gente subalterna. Lo que ya no es creíble, por mucho que insistan, es que le regalara una medallita con la virgen de la Almudena y otra de la Moreneta. Posiblemente sea más cierto que doña Delcy, mientras la llevaba en brazos al otro avión, en señal de profundo agradecimiento, le impusiera a don José Luis la imagen de la Virgen del Coromoto, única patrona de Venezuela tracatrá. De cualquier forma, tranquilo, pese a las alarmas ni siquiera pasará, por insignificante, a la historia de las felonías que este gobierno errático está dispuesto a llevar a cabo. ¿La mesa de negociación con ERC, por ejemplo?

Por cierto, se ha puesto a la venta un calzador, no para los zapatos; no, este es automático para ayudar al personal a tragarse todo lo que cada mamandurrio tiene a bien decir mientras le falta al respeto con la verdad, nada más que con "su" verdad.

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