No hay paso atrás. Con polémica, como no podía ser menos en esta ciudad, la anunciada remodelación de la Plaza del Rey ha dado comienzo. Con toda velocidad, el último día de las fiestas se empezó a desmontar los andamiajes de los toldos que cubrían los laterales de la plaza. Hay prisas porque se quiere intentar que las obras duren el tiempo justo y que causen el menor perjuicio posible a las diversas hostelería que circundan la central plaza de la ciudad. Nunca se encuentra una fecha ideal. Siempre es difícil conjugar los derechos privados de lo público aunque siempre lo privado termina por beneficiarse de lo público. Pero en definitiva de lo que se trataba era de iniciar unas obras enormemente necesaria para cambiar la actual imagen de la plaza que debe dignificar el centro urbano de la ciudad.

La última remodelación sufrida no le benefició en nada, con un mobiliario mediocre y cutre para lo que debe tener una gran ciudad como la nuestra. Se han realizado muchas obras que han empobrecido el patrimonio de la ciudad y ya es hora de recuperar, en lo que se pueda recuperar, el esplendor que un día tuvo nuestra arteria principal. Lástima que la calle Real sea prácticamente imposible recuperar, aunque quizás se le pueda cambiar el actual aspecto que tiene. Como digo la Plaza del Rey se merece tener un aspecto imperial, es la plaza central de la ciudad, es el centro neurálgico de la ciudad, donde se encuentra nuestro mejor edificio, felizmente recuperado de su desaparición, y por lo tanto no se puede entender las críticas que la oposición hace de esta inversión tan importante para la ciudad.

La Plaza del Rey ha sido testigo de la historia de la ciudad a lo largo de los años. Fue testigo de la llegada de la II República donde desde su gran balcón principal se colgó la bandera tricolor, ante una gran multitud de isleños que llenaban la plaza, para anunciar el final del régimen monárquico. Aquí se han reunido muchas veces los obreros de la ciudad, Bazán, Constructora, pidiendo trabajo y mejoras en sus condiciones de vida. También fue testigo del cambio de una época de la historia de la ciudad y de España que prefiero no nombrar. Durante la dictadura se celebraban los actos de proclamación de las Reinas de las fiestas del Carmen y de la Sal, con iluminaciones extraordinarias y gastos superfluos como era costumbre en esos tiempos. También se han celebrado los ascensos del histórico San Fernando, actos cofrades para la historia, carnaval. La llegada de la democracia también se celebró en esta plaza y participó en la manifestación, todavía poco claro, del cierre de la fábrica de San Carlos, de la privatización del agua, de la Bazán y de otras manifestaciones lúdicas que aún se celebran.

En definitiva, esta Plaza del Rey, que ha tenido varios nombres a lo largo de su historia, es el pulmón de la ciudad, es reflejo de la vida de la ciudad y por eso se merece una remodelación que le devuelva el esplendor perdido. No es una obra política, como algunos insisten en reflejar, es una obra obligada por la ciudad y para la ciudad.

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