De terrazas

Significa el reconocimiento de verdad de la situación por la que atraviesa un sector importante de nuestra ciudad, que afecta a centenares de vecinos de pie bajo la lluvia, en silencio bajo el paraguas

Quiero pensar que Patricia Cavada y Conrado Rodríguez se habrán informado bien para no cobrarle las terrazas a los bares de la isla el tiempo acordado para ayudar a sus propietarios en los quebrantos que les está produciendo la pandemia. Lo digo más que nada para que dentro de unos años no los llame el Tribunal de Cuentas y les informe de un serio quebranto en la Hacienda Municipal por esta condonación, denunciado por la Intervención Municipal, haciéndolos responsables y anunciándoles el pago de unos miles de euros de su dinero particular. Como sanción por sus responsabilidades. Más o menos como lo del Club de la Casería. Porque todo va por los caminos que se bifurcan. La cantidad estimada por las terrazas para en año 2021, como cualquier otro año, es un casillero con un número en el Presupuesto municipal, que luego no va a estar porque el gobierno ha querido ayudar en esto a los bares machacados por la pandemia y las medidas adoptadas por los distintos poderes del Estado.

Creo que te dije por aquí que tomo café muchas mañanas en una cafería cercana a mi domicilio. El dueño lo es todo en el negocio. Digo camarero, mostrador, proveedor, transportista… Pues más de tres mil euros de pérdidas les costó la primera oleada del puto virus. No es que dejara de ingresar ese dinero, es que fue el quebranto, la deuda adquirida. Sin contar los impuestos. Quiero pensar que, en los gastos generales, en lo que no pudo pagar a las distintas haciendas, etc. Y casi estamos saliendo de otra oleada, de otras semanas de cierre completo. O sea, de más pérdidas, de más quebrantos sobre la economía propia. Muy triste ver a la hostelería en la calle Real bajo un paraguas porque con su silencio, su orden bajo la lluvia era un grito mudo y atronador contra su suerte y su destino. Y por tanto es evidente que algo había que hacer, que hay que hacer y seguir haciendo para ayudarles. Son nosotros, son la Isla. Y no podemos vivir como si ese drama no existiera; no podemos mirar para otro lado y seguir cobrando las terrazas y otros impuestos, no sería justo. Ayudar es ayudar, solidarizarse con los vecinos en los días malos, en los tiempos recios. ¿¡Quebranto de la Tesorería Municipal!? ¡Quebranto el de la Isla! Así que, como primer paso, de aplaudir. Porque significa el reconocimiento de verdad de la situación por la que atraviesa un sector importante de nuestra ciudad, que afecta a centenares de vecinos de pie bajo la lluvia, en silencio bajo el paraguas. A los que se les ha prohibido subir la baraja de su establecimiento, poner la terraza, despachar ni un café.

No debería ser la última medida sino la primera que se debe adoptar.

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