Los Gipsy Kings es uno de esos programas a los que me costó dar una oportunidad. Pensaba que sería más de lo mismo, que sería un formato destinado a contar las costumbres gitanas. Y aunque este tipo de espacios me parecen interesantes, cuando se estrenó el programa de Cuatro hace casi cuatro años, me resultaban cansinos y siempre había otra opción que me parecía mejor. Por eso no fue hasta este verano con la temporada que llevó como hilo conductor El embarazo de la Rebe cuando decidí disfrutar de un formato que sorprende gratamente.

Actualmente Cuatro emite el especial Morry Crismas, donde se puede ver cómo dos de las familias protagonistas del docu reality viven la Navidad. Contar con Los Gipsy Kings en esta época del año es un acierto por parte de Mediaset. Es una buena idea porque el programa transmite valores que siempre son importantes y que en estas fechas se destacan más si cabe. Uno de ellos es la felicidad. Si algo consiguen los episodios que muestran la vida de los Salazar y de los Jiménez es sacar sonrisas en gran parte gracias a la naturalidad de estas familias. Los instantes surrealistas de estos especiales navideños, como cuando Noemí y Raquel se llevan el árbol de Navidad de una tienda, son nombradas las encargadas de inaugurar el alumbrado navideño de la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz o los Jiménez confunden a Papá Noel y Santa Claus no tienen desperdicio.

Pero además de esos momentos surrealistas hay otros con los que muchas familias se identificarán. La primera Navidad de un niño, el regreso de una hija a casa para celebrar la Nochebuena, la ilusión de decorar los hogares, ir a comprar la Lotería, hacer balance del año o escribir la carta a los Reyes Magos son momentos tan cotidianos y que ellos viven con tanta ilusión que hacen que no se pierda de vista la importancia de la familia y de ser feliz tanto ahora como en cualquier otro momento del año. Y eso es lo que hace grande a este programa, que pese al espectáculo la naturalidad está por encima de todo. El programa también ha valido para demostrar cómo en la actualidad las mujeres, incluso cuando la cultura no se lo pone fácil, emprenden, trabajan y luchan por sus sueños. Además siempre está bien que en un programa se perciba el poder de la televisión. Algo que se puede ver tanto en el éxito laboral cosechado por las mujeres de estas familias como en su participación en eventos en diferentes localidades.

Lo de comparar a Las Campos o a Tamara Falcó con Las Kardashian cuando estrenaron sus realities queda en nada al hablar de los Gipsy Kings. Ellos sí que saben darle personalidad y glamour no solo a sus vidas, también a un programa de televisión. Los Reyes del Mercadillo y su Navidad brilli brilli son una buena opción para disfrutar de la televisión en esta época del año. Si algo tiene que hacer Cuatro en 2019 es redefinir su estrategia para atraer a los espectadores que ha perdido en los últimos tiempos. Para ello este formato no debería faltar en su programación.

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