Siempre he pensado que el trabajo de los profesores es uno de los más importantes de la sociedad. También, como oí decir en Cádiz a Lula da Silva durante su visita a la ciudad para recoger el Premio Cortes de Cádiz, que la educación es una inversión, no un gasto. Dicho lo cual, que mientras se habla de conciliación familiar se sigan manteniendo casi tres meses de vacaciones escolares en verano me parece una aberración. No entiendo cómo el 1 de septiembre no están ya los centros educativos abiertos y acogiendo a los escolares, aliviando a los pobres abuelos que se han convertido en el sostén de muchas familias, y no sólo en el aspecto económico. Al igual que Europa se plantea eliminar el cambio de hora, ya va siendo el momento de que estudie igualar el calendario y los horarios de las jornadas laborales y las vacaciones educativas. Hasta entonces, seguiremos jugando en otra liga.

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