El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

El PP ha organizado en El Puerto un homenaje a Miguel Ángel Blanco, el concejal de Ermua asesinado hace 20 años por ETA, con la presencia de su plana mayor en la provincia. Se reivindican como los únicos que apoyan a las víctimas del terrorismo; los que no asisten a sus actos partidistas son los amigos de ETA. Actitud que supone un insulto a los millones de ciudadanos que nos movilizamos en aquellos días aciagos para intentar salvar la vida de Miguel Ángel.

Hace dos semanas, el Pleno del Ayuntamiento de El Puerto aprobaba el nombramiento de Daniel Ortega como Hijo Adoptivo a título póstumo... con el voto en contra del PP. Ortega fue maestro rural y médico, persona que se granjeó un amplio reconocimiento social por su compromiso con los sectores más pobres de la sociedad. En febrero de 1936 fue elegido diputado por Cádiz en las listas del Frente Popular. En 1941 es detenido y fusilado en Cádiz, sin más cargo que haber defendido la República. Para colmo, su mujer, Luisa Rendón, fue encarcelada. Al PP le debe parecer lógico que se fusile a un diputado que se mantiene fiel al orden constitucional, y que no es razón para merecer un reconocimiento público. ¿Qué dirían si Candón o Teófila sufrieran un atentado semejante?

La memoria selectiva del PP sobre los asesinados por actos terroristas -el genocidio franquista fue terrorismo de Estado- sobrepasa todo lo imaginable. En ningún país europeo, y menos en esa Alemania a la que tanto admiran, es admisible siquiera poner en duda el reconocimiento a las víctimas de dictaduras. Si el PP gobernara en Alemania, diría que el genocidio nazi "fue hace muchos años", que la guerra mundial "fue un enfrentamiento entre dos bandos, y que en los dos hubo extralimitaciones", y que "reconocer a las víctimas del nazismo sería reabrir heridas". Y por supuesto se opondría a retirar estatuas de Hitler y a poner nombres de calles o plazas a los resistentes al nazismo y al fascismo.

La noche antes del fusilamiento Ortega escribió a sus hijos: "Vosotros os preguntaréis por qué ha muerto vuestro padre, pues yo muero por haber defendido toda mi vida a los débiles contra los poderosos, por haber luchado al lado de los trabajadores por una sociedad más humana". Todo un ejemplo de dignidad.

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