Un saco de imbéciles

Ese saco de imbéciles que es España está compuesto por progres de boquilla

Esta es nuestra España: un saco de imbéciles que oscurece a la gente buena que, en realidad, es mayoría. Las imágenes parpadean en nuestro cerebro y dudamos de su realidad: mujeres semidesnudas revoleadas por los suelos y pateadas por violentos gañanes, un rey emérito y octogenario siendo objeto de burla por los mismos imbéciles que acosaban a Willy Toledo en un aeropuerto, diputados piquetes que escupen a ministros para luego esconderse en la masa independentista e irrespetuosos zoquetes que entienden el hemiciclo del Congreso como un plató de Gran Hermano.

Esto no va ya de la falta de educación porque si hablamos de los planes de estudio que han venido aprobándose y derogándose sucesivamente con los cambios de izquierda a derecha es la educación lo primero que perderemos. El daño es más profundo, cerebral quizá. Están en nuestra España; un saco de imbéciles que hace más ruido que la silenciosa mayoría que asiste, entre afectada y expectante, al circo de los Likes y los RT, en los que los millenial más influencers son los youtubers y videogamers. O sea.

Y en esta España de charanga y pandereta 2.0. en la que los enanos son seleccionados en el draft de la NBA nos pretenden hacer comulgar con ruedas laicas de molino. Iba a hablar de las contradicciones internas de Leticia Dolera (que despide a una actriz embarazada que interpreta un papel de luchadora feminista) pero creo que el tema quedó zanjado con la acertada reflexión de Soto Ivars. Mejor hablo de prostitutas. Y no, esta vez no me refiero a las tarjetas black gastadas en los prostíbulos sino a la intentona de crear un sindicato de izas, rabizas y colipoterras. Menos mal que la Justicia ha andado atinada en este tema (hoy por hoy da más confianza la Audiencia Nacional que el Tribunal Supremo): no puede considerarse a las meretrices como trabajadoras "sexuales" porque su objeto es ilícito, va contra el orden público; tampoco un proxeneta, un explotador, un tratante de blancas, puede ser considerado empresario, por mucho que en la mayoría de las ocasiones lo sea.

Dicen las voces discordantes que al final las perjudicadas son las "trabajadoras" pero esas mismas voces no transmigran en palabras escritas: las de una denuncia contra los prostíbulos conocidos y vecinales; esas salas de fiesta con categoría de hostal a las que se les conceden licencias de apertura en polígonos INDUSTRIALES (sí, en mayúsculas, por recalcar el sinsentido).

Pero es que en cierto modo ese saco de imbéciles que también es España está compuesto por progres de boquilla y teclado retroiluminado; gentuza que defiende los derechos de las prostitutas y se manifiesta contra la violencia machista con el carné Oro del puticlub oculto en la de Ubrique. Si se quiere luchar contra la explotación sexual y la prostitución ha de instarse la denegación de las licencias municipales, la persecución de los falsos hosteleros, los cierres indiscriminados de lupanares. Dejémonos de falsas caretas de progresía, por favor, que ya hay demasiados imbéciles sueltos en España como para subir la ratio.

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