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Análisis

Rafael Duarte

Los restos del verano

Un buen verso te transmite la sensación de algo hermoso, que sufre infinitamente

El dorado septiembre encalla los restos del verano. Como los viejos candrayes que pinta Güela, el que mejor interpreta el salitre en la embarrancada madera. Y no quiero empezar todavía hablando de Camalascio Zaragatono, bailinista y pandorguero, gestor cultural y adosador de sufijos, según ideologías imperantes. Es él el que me habla de los grandes derrumbaderos allende la Casería. De los eucaliptos que parecen durar sobre generaciones. Del sonido del viento. Y que vio a Juan García Cubillana, a Juanma y a Pepiño, ese pintor de ocasos donde el cielo tiene su nombre propio. El dorado septiembre no calla nada. El color de septiembre está ahí para los Urréjolas, los Güelas, los Pepiños, decanten en metáforas perceptivas de pincel lo que vemos nosotros.

El presidente de la tertulia, José Acosta, dice que la isla es insaculatoria, perisóloga y resentida, por este orden. Que aquí se fabrican enemigos a troche y moche. A mansalva. Me imagino una fábrica de emprendedores, en el parque del Mar, fabricando odiadores/as. Siento sentimientos -pleonasmo obliga- amargos bajo la impasibilidad humorística. Algo así como una sed de lo absoluto que termina en nihilismo. Mido mi vida de este instante con cucharillas de café. Imagino versos con ritmo lento, profundo, sin remolinos. No como el caño. Un buen verso te transmite la sensación de algo muy hermoso, de algo que sufre infinitamente en su interior. Es en esa sed de ser donde percibes algo elevado y a la vez lo que impulsa a caricaturizar la incurable mediocridad de algunos tipos vulgares. Porque, en nuestro tiempo, las artes padecen no la falta de talentos, sino la falta de disciplina y estudio. Hay que acercarse a las artes sin impedimentos psíquicos, porque todos adquirimos ciertas responsabilidades para con él en esta vida.

Metafísico estáis, dice Camalascio. No. Oigo cantar a las sirenas con su canto coral. El viejo canto espiritual de Juan de la Cruz: "El que sabe los más finos detalles de un arte avanza siempre entre las sombras, sin su conocimiento inicial, porque si no lo deja atrás, nunca se liberará de él."

Ahí vienen ya. Paco Platea y Margarita Malikian, nos saludan. Son, siempre según Camalascio, perejil salsero de eventos y conventos. Anda, que no tienen ná…

Soy una máquina de combustión interna. En un mundo exterior enfermo y envenenado donde los sentidos se evaporan y pierden la realidad en la corriente de las impresiones, prefiero mirar ese cielo. Quedarme con la tertulia naciente de "Cuerpos y Almas", leer y servir hasta el último momento una serie de valores humanos sin los que todo perdería todo su sentido. Es el crisantemo del amanecer entrando en mis pupilas.

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