Análisis

aNA SOFÍA PÉREZ- BUSTAMANTE

El reino (por así decir)

Para el ser humano la fe es la sustancia de lo real. Cristo decía que la fe mueve montañas

Es famosa una frase feliz del poeta S. T. Coleridge que se refiere a la manera en que el lector se enfrenta a la literatura: Se decide "creer" en lo sobrenatural porque el poeta lo construye "desde nuestra naturaleza interior, con el suficiente interés humano como para lograr momentáneamente la voluntaria suspensión de la incredulidad que constituye la fe poética". Esto de la fe poética se ha de entender como la seguridad de que algo de alguna manera -simbólica, alegórica, metafórica- es verdad en un mundo o en unas condiciones de esa misma naturaleza. A mí esta reflexión me resulta tremendamente reveladora. Recuerdo una reunión de amigas y a una que en un momento de intimidad un poco etílica nos contaba que sospechaba tener poderes curativos. "-Anda, se me ha caído una pluma -dijo mi amiga, aprovechando que estábamos sentadas en un sofá con cojines de plumas. Soy un ángel". "-Verdaderamente". "-Ah, pero tú lo crees?". Era un momento delicado, creativo, potencialmente inocente. Entonces le expliqué esto del "Willing suspensión of disbelief" de Coleridge y ella me miró un poco raro, como si le estuviera tomando el pelo. Pero yo se lo estaba diciendo de corazón y con la cabeza: estábamos tan a gusto, ella estaba tan necesitada de ser un ángel… ¿Por qué no? Para el ser humano la fe es la sustancia de lo real. Cristo decía que la fe mueve montañas y para convencer de ello -refiere Elémire Zolla- tomaba a un enfermo, lo curaba y, mientras este se tocaba amedrentado los miembros restablecidos, de golpe resonaba en sus oídos la revelación deslumbrante: "Has sido tú mismo quien te has curado con la fe que has proyectado sobre mí y yo he vuelto sobre ti". Zolla reflexiona sobre qué hubiera pasado si Cristo hubiera logrado convencer a sus seguidores de que el Reino está aquí y depende de nosotros: está dentro de nosotros y hemos de actuar como si ya existiera para que efectivamente exista. Sigue diciendo Zolla que "el mesianismo participial presente es la catástrofe social" de un judaísmo basado en la espera mesiánica. Imagínense que un día nos diera por tener fe, por comportarnos como si verdaderamente creyéramos en lo que decimos (supongamos que lo supiéramos, y llamémosle 'reino'), y moviéramos montañas. Mientras no sea así, nuestra vida política seguirá condenada a la violencia, la corrupción y el pseudomesianismo envenenado por la corrupción y la violencia.

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