Fernando Rodríguez, De Bernardo y Manolo Prado iban juntos al fútbol a ver al San Fernando. Estuvieron juntos en la aventura primitiva del nacionalismo andaluz en la Isla. Con Alfredo Díaz San Ignacio, Alejandro Zapata, Andrés Ruiz Pizones, Avelino Arias... De algún modo participaron en la decisión de subir al cartel electoral a Antonio Moreno, lo que supuso el triunfo definitivo de unas siglas que empezaron siendo el PSA para acabar siendo el PA por pérdida de la S de socialismo sumó, con la que arrancó la Transición el partido de Alejandro Rojas Marcos, Luis Uruñuela y Pedro Pacheco, el hiperlíder jerezano que tuteló nuestra política local. Aquellos años se me han venido encima con la noticia de la muerte de Manolo Prado. Seguro que te ha pasado lo que a mí, que lo habías visto pocos días antes y que no sabías que estaba pendiente de una delicada intervención quirúrgica en Córdoba. Seguro que recibiste el mismo impacto que yo. Porque todos los recuerdos que de pronto tuviste de él serían como los que yo tuve, y tengo, y conservaré toda mi vida. Los de una persona cercana, cordial, amable y risueña. No era, digamos, como otros de su entorno ideológico. En definitiva, jamás se le ocurriría llamar "trapo" a la bandera española o la versión menos violenta de "la estanquera". El andalucismo isleño tuvo siempre dos alas más que dos almas. Por eso, entre otras cosas, no pudo levantar el vuelo y lleva años de comodín de otros partidos, cuando fue hegemónico con Antonio Moreno, al que lo enterraron con un con ese no voy ni a la esquina. La crueldad y lo injusto y cainita de la política tuvo su acomodo en San Fernando.

Manolo Prado se ha ido discretamente y demasiado pronto. Lo siento de verdad. Por su familia, por sus amigos. La ciudad no ha estado sobrada nunca de personas de su talante, de su mano tendida, de su sonrisa bondadosa y cercanía. Cada uno piensa como mejor le parece pero no por ello levanta muros, excava fosos y niega el pan y la sal al que no piensa como él. Un mucho esta es la herencia que, en mi opinión, deja este médico y profesor isleño que durante unos años estuvo en el servicio público, en la representación política. De ejemplo debería servir para el futuro. Como es el caso de Andrés Ruiz Pizones, del que jamás oí una crítica y a quien todos guardan sincero afecto.

Más que el andalucismo es la ciudad la que está de luto por la pérdida de un hombre de fe y de buenos modos, que durante un tiempo estuvo en unas siglas buscando lo mejor para su pueblo. Descanse en paz.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios