¡Un poco de claridad, por favor! Tengo la sensación de que a nuestra sociedad le faltan grandes dosis de esperanza. Estamos agotados de oír noticias sobre las malas gestiones del dinero de todos. Aparece la justicia y cumple su función, pero, ¿quién nos quitará el disgusto que nos hemos llevado todos los andaluces?

Y digo todos. Los que se confiesan partidarios de los grupos políticos y los escépticos. Los esperanzados en que las cosas pueden cambiar y los que tiraron la toalla. Es desaliento puro. Como si faltara el aire y tuviéramos que recurrir a la propia Biblia para preguntarnos si hubo alguna vez cien, o cincuenta, o diez o un solo hombre justo… ¿Tan corrupto es el dinero? ¿Tanto pueden las ganas de mantener el poder a toda costa?

Sea como sea, insisto. Necesitamos un rayo de luz. Volver a creer que es posible una sociedad mejor. Que la corrupción, la malversación o la ignorancia no nos sumerja en ella misma. Conocer cómo no embarrarse ni permitir que el desánimo nos arrastre.

Creo tener una solución al alcance de todos. Permítanme que se las acerque, de parte de la literatura local.Apaguen la tele, portadora de malas noticias sobre las formas de gobernar y lean un libro. Se llevarán menos disgustos. Así daremos una oportunidad a los nuevos escritores que con tanta ilusión abren el alma, el corazón y el baúl de las esperanzas para nuestra tierra dolida. No es ni será la única vez que la literatura nos abra las rendijas.

Estas voces escritas de la que les hablo, han aparecido hace unos días de la mano de Hugo Andrés Castro con Los crímenes del parque.

Cuando este artículo llegue hasta ustedes, hará unas horas que en San Fernando, Carmen Orcero Domínguez -llevo más de un año leyéndola- habrá presentado su novela: Todas las palabras que nunca aprendí. Promete. A la vez, en El Puerto, Gonzalo Hurtado Miras habrá presentado en nuestra biblioteca El señor Manteca.

Gracias a estos autores por hacernos creer que, en nuestra tierra hay personas dispuestas a demostrar que las cosas se pueden hacer de buenas maneras.

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