Lo aprendí en Pessoa, el Tajo es un río más importante que el río que pasa por mi pueblo pero el Tajo no es más importante que el río que pasa por mi pueblo porque el Tajo no pasa por mi pueblo. Por algo así le han puesto a Feijóo el cartel de "Tontopollas", un granadino ciertamente "malafollá" llamado Manuel Pecci. En Jaén se emplea otro término de similar tamaño ofensivo, "chupapollas", dicho con toda naturalidad para llamarle a uno 'tonto perdío' o "carajote", que es más de aquí. O sea, como si hubieran puesto en la taquilla de la Maestranza el 'No hay billetes'. Y todo por una puesta de sol. Con seguridad yo podría haber dicho lo que he dicho muchas veces, y lo he escrito, sobre la puesta de sol en la Casería, en el Bartolo, en la barandilla de su bar/restaurante. Chapotea el agua de la pleamar en la pared, que está al altura de suelo, y la esfera dibujada del sol de poniente, convertida en una gelatina naranja, se van hundiendo lentamente en el mar. Y es entonces cuando el agua de la bahía, ante la creciente oscuridad de la noche que va llegando, se vuelve de plata luminosa hasta extinguirse la luz, oculta ya en el interior del agua. Como paleta de colores he visto pocas cosas igual. Con Pessoa, Feijóo dijo, sin demasiada gracia, lo de Finisterre, Fisterra en este gallego ortopédico en que han convertido la bellísima lengua de Castelao y Rosalía de Castro algunos nacionalistas de nuestros días, acarreando materiales del portugués y adaptando a cierta "ortopedia" el español de nuestros días, lengua avanzada y mucho más y mejor desarrollada, que hablamos en la actualidad cerca de 500 millones de personas en el mundo. Dijo que Clinton no había visto la puesta de sol en Fisterra. Yo la he visto al lado y doy fe que entre las rías, cuando se pone el sol algunas tardes, uno se queda parado, admirado, maravillado y conmovido. Que Pecci me defina, pues, lo acepto. Porque también vi la de Granada, pero bueno, Granada, como Málaga, son encantadoras ciudades andaluzas primadas por la naturaleza y la historia. Mas el sol, que se pone por Poniente, valga la redundancia, tiene el mar, que espejea, brilla, refulge… Contra eso no se puede. En general contra el mar no se puede. ¿Has visto, desde el mar, la puesta de sol en nuestro islote de Santi-Petri? ¿Y desde el islote? Clinton debería venir a verla. Y de camino la puesta de sol de la Caleta… Aún a riesgo de que la malafollá me ponga una etiqueta y la clave en el madero en el que sea clavado como castigo.

Nos rascan y es lo que tenemos, el insobornable hueso aldeano de donde venimos.

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