La alcaldesa de San Fernando ha tenido a bien, por mor de unas obras, trasladar de nuevo parte de la feria del Carmen al parque Almirante Laulhé. A los que la vivimos allí nos trae nostalgia viva de juventud o niñez. El viejo parque transitado otra vez con su alumbrado festivo, casetas y altavoces.

En el atrio del Ayuntamiento se coronaba a la Reina, hoy salinera, y se celebraban los pregones de exaltación al evento. Los llamados Juegos Florales, que, ahora que no existe ni el premio de poesía Ciudad de San Fernando, ni el premio Luis Berenguer, ni el Salón de Pintura, ni el de fotografía, al menos, para entrar en calor, pudieran celebrarse unos juegos florales que devolvieran cierta poesía al viejo consistorio con los sentidos apagados desde los tiempos del cuplé.

Ahí le dejo la idea. Los juegos florales eran en los años setenta un aliciente para los escritores y participantes. Los pregoneros José González Barba, Emilio de la Cruz, director de nuestro Diario de Cádiz, José Cervera Pery, Paco Montero Galvache…ah, la lírica memoria del olvido de donde vuelven las palabras.

El salón de pintura se inauguraba en la Casa de la Cultura de la calle Gravina, y entre sus jurados destacaban el admirado escultor Don Antonio Bey Olvera, (Caridad y Perdón), y el genial pintor, José Martínez Pepiño que dio color personal a los cielos isleños, y entre sus ganadores, varios años, Ángel Torres Aleu, Carmen Laffon, Ventura Camino, Eduardo Martínez Güela…Con el tiempo se dividió en Salón de Primavera y Salón de Otoño, y el jurado compraba las obras más destacadas que iban al Museo Municipal, que ahora no existe.

En la Salle Real se instalaba la exposición de las fotos premiadas en el Salón Nacional de Fotografía que convocaba AFI, premio Cañaílla de Oro, dirigido por Antonio Vázquez Acevedo. Vemos que la cultura de entonces estaba muy soldada a la feria o velada del Carmen y de la Sal.

El poeta Juan Rafael Mena y quien esto escribe, de pie, tras las palmeras de la plaza del Rey, ya despalmerada y descabalgada, asistimos al pregón de Pepe González Barba y al fallo y entrega de la flor natural al poeta premiado aquel año, José María Pagador Otero, y nos gustó a ambos el poema que con un tema tan tópico, se saliera del tópico, que curioso que aún hoy no lo es.

La sal le llega al hombre por la boca/ hermana mineral de dentaduras/ arañazo de todas las gargantas

Claro, y hubo un finalista de tronío, el gaditanísimo poeta Miguel Martínez del Cerro, que falleció antes del fallo y no pudo conocer la distinción a su poema: Sal de la sal de los esteros…

Después ascendíamos por el costado de Anfra hacia la feria. Donde estaba la Caseta Municipal y donde cantaron las figuras emergentes Cecilia, Basilio, Juan Pardo, Rocío Jurado, Camilo Sesto o Camarón.

Mirador de San Fernando, con Fernando Miranda y Enrique Montiel, así como el Boletín de la Sociedad de Fomento y Defensa, Isla, acogían las noticias de su desarrollo, así como de la procesión de la Patrona, la marinera o la terrestre que salía del convento.

Todo eso me viene a la memoria cuando hablan del parque y de la feria. Ya sin tiro pichón en el Inesperado ni peleas de Gallos. Pero sí con toros. David Galván décimo aniversario de su alternativa.

Esta estrofa de Francisco Montes Aguilera, fundador de la Academia de San Romualdo, cierre el recuerdo: Te he visto virgen del Carmen/ en la frescura del mar/ en momento alucinante/ de mi torpe navegar… Estas ferias...

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