El Toboso era una nube de perros y ladridos. El Toboso era de noche entreclara y las estrellas asomaban su luz. De cuando en cuando, rebuznaba un jumento, gruñían puercos, mayaban gatos, y todo teñía una impresión de mal agüero.

"Guió don Quijote, y habiendo andado como doscientos pasos, dio con el bulto que hacía la sombra, y vio una gran torre, y luego conoció que el tal edificio no era alcázar, sino la iglesia principal del pueblo. Y dijo: Con la iglesia hemos dado, Sancho. Es decir, ni topado ni amigo Sancho o hermano Sancho.

La gente que suele ser tozuda y muy suya, discute que es topado y no dado, y que Cervantes, le estaba buscando los tres pies al gato. Metiéndose con la Iglesia de su tiempo. Parece que les trae al pairo el texto real del Quijote.

Académicamente, Vicente Gaos, en su monumental edición del Quijote, (Editorial Gredos, 1987), anotaba que el toparse, pudiera haberse introducido por influjo de catorce o quince líneas más adelante del mismo capítulo, para mí muy separada del darse: "podría ser que en algún rincón topase con ese alcázar".

Cela, don Camilo José, Rosa Regás, en el País, y Francisco Umbral, en la revista Leer, le dedicaron artículos a la razón de la sinrazón del topado y el dado. Camilo se agarra una enfermedad del conocimiento y el saber que él llama topaditis. (el texto es hilarante).

Sin embargo el topadismo se da, seguramente en los que, a lo mejor por la historia de un falso Buscapié que ve en el Quijote una sátira contra el Duque de Lerma, Felipes e Inquisición, se sigue pontificando entre el topar y el dar.

Reconocidos filólogos y cervantistas, han matizado su negativa a esta objeción. “Qué importancia dan a esta frase, que no dice más de lo que suena, los intérpretes esoteristas del “Quijote- Rodríguez Marín. También Martín de Riquer considera que la frase “no tiene segunda intención y sólo quiere significar lo que dice”; y Francisco Rico, finalmente, viene a coincidir con las opiniones de los dos ilustres anotadores del “Quijote” citados más arriba.

Por ello, por llevar la contraria, por enmendalle, por cambiar textos, aplico al conocimiento la regla que Camilo aplica al desconocimiento: “Don Leoncio Capaeiros Argujillo, alias Campeón, se quitó el colesterol y se curó la topaditis comiendo todas las mañanas tres nueces ligeramente verdes en ayunas. La topaditis es una enfermedad de la vista, de origen nervioso, que se manifiesta porque el paciente, al leer el Quijote, ve "con la iglesia hemos topado, Sancho” donde Cervantes dice “con la iglesia hemos dado, Sancho", la dolencia tampoco tiene mayor importancia y a veces hasta se cura sola con un poco de lectura y baños de asiento con coca-cola light. Si hubiese sido en la Insulae Leonis la coca cola sería salmuera.

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