Polémica Cinco euros al turismo por entrar en Venecia: una tasa muy alejada de la situación actual en Cádiz

La política, sucia y absurda, como punteras de zapatos viejos, ese cúmulo de partidos, que desde su obsolescencia, me recuerdan más a Pereda cuando afirma: "De pronto, ayer, como quien dice, alguien, y no español ciertamente, nos aguija y nos apunta el Quijote con el dedo; sacudimos la tradicional modorra, y allá vamos en tropel...", que así es como desde la mentira y los pactos secretos entre ellos, quieren que acudamos a las urnas.

Todo el país está en campaña con Madrid. Es cuando compruebas lastres en todas las candidaturas, porque, parece, hay mucho malo conocido y poco bueno por conocer. Nos siguen tomando por tontos, por borregos, por inútiles que votamos por odio y coraje y no por reflexión. Divide y vences, vieja fórmula viva.

En la lucha interna y divisionaria de todos los partidos, intentan conjugar intereses personales con intereses de familias, y lo mismo cae Susana que sube Ayuso, por un quítame allá esos votos. Las hemerotecas son malas. Las hemerotecas si se leen te muestran adicciones que hoy son imposibles. Temen las posibles fracturas que se produzcan con eco en los votantes, Siempre, todos los partidos, repito, intentarán pelearse entre todos y simularan ideologías trasnochadas hasta que votemos. Entonces, como siempre, pactarán entre ellos tuneando la moto que vendieron, que no o casi nunca, fue lo que votamos.

Ya cansan con sus viejos remedios de curanderas, con sus fórmulas y abracadabras, con sus no aceptaciones de errores, con su vana palabrería disecada, que quiere seguir sonando a bálsamo de Fierabrás.

Usarán pactos para colocar lealtades, asesores designados de arriba, con sueldos imposibles, subirán impuestos, nunca, arreglarán nada que no tengan acordado.

La política es género viejo que imbrica picaresca con género negro, tirando a bizantino para que suene, si es posible a égloga pastoril, todavía. Todos los partidos semejan escritores malos que venden su obra como novísima y genial. En cuando a figuras retóricas me recuerdan la histerología, que consiste en invertir el orden lógico de las ideas diciendo antes lo que debiera decirse después, viene del latín hysterologia, tomado del griego hysteros, lo que viene después, que es lo que hacen invertir el orden natural de las promesas. Pero, encima, alguno dirá que estoy contra las mujeres, porque la palabra hystera, significa matriz, útero. Porque el manchar reputaciones o contrarios es habla común en sedes y contrasedes.

También la jerga usada, los congresos, las cenas y almuerzos, me recuerdan cada vez más, a la jitanjáfora, que es un tipo especial de metáfora con significado absurdo. ¿Les suena? Compuesto con palabras incompatibles, semánticamente. Ejemplo isleño: Con la gonfa grisú de la salina/ refrefronca la anare crepitada/ Alestis cerrará, abre ensenada/ brafonera de hambre en las esquinas.

Anacolutamente hablando sé que la señora amplia y motejadora o la asiática, o la Trufi, y tantos otros, quieren que votemos porque, ellos, seguirán, alea iacta est, cobrando. Por eso nos machacan, insistentemente, en los medios. Mientras todos emiten palabras, palabras, palabras, sin ninguna intención de cumplir. Sin ninguna intención de respetar ni el voto ni el impulso que los encumbró. Ni agradecidos ni malnacidos. Que nunca aceptan culpas. Ni disculpas.

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