Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

A Kiko el del melón, experto en la prospección del gabarro y el esparaván, doctor en almirodes, la gente lo veneraba. En aquella Isla de marinos y personas, la envidia era una sal mordiente y salambona que subía corroyendo paredes y cuerpos humidíficos. Kiko el del melón, porque sembraba melones en la Casería, vio venir las máquinas y dio el queo o el agua…Pero ya era tarde y venían en serio.

En pocas horas escombrera, palos, banderas, carteles, escaleras, todo hacinado, revuelto, perimetrando la deblacle. La Isla, o el ínsulo, como lo llama Demetrio Villalón, quien desea incluirlo en una ruta del Quijote inmortal. El ínclito se fue a la Casería, con su bastón de alaqueques y su libro verde. Allí, en el Bartolo, en una mesa, abrió el libro y procedió a declamar: De pie. Pontificando con la mano (desde que quitaron a Varela ponía el brazo como él). Ajusticiando al viento. De cara a la bahía en el torreón. Subido en una mesa.

"Ay, clásica Casería/ donde te buscaba el agua/ donde todo era armonía/ singular belleza fría/ como un estero en su calma./ A la gente del bar la voz demetriesca sonando a cañón de voz ronca y seca, la estremeció.

Es que no puedo contenerme. Le están quitando identidad al pueblo, Plaza del Rey, Casería, lo próximo estos bares, igual que perdimos Gallineras, la ruta del pescao, el caño de la playa, el Museo, la Plaza del Rey, la…Lloraba el pobre. Lloraba con un hipo de dos hipidos largos, como un llanto espondeo y griego.

De pie, mirando los escombros como Fernando Quiñones en su Caleta, volvió a declamar. Aquí los pescadores/ se buscaban su pan/ que las aguas son mansas/ que bahía no es mar/ un corral de sapinas/ y de lisas corral/ casi en las zapatillas/ esa orilla triunfal/… Olé dijo un propio que andaba por allí. Kiko el del melón, no, otro. Con cara de envidioso envidiante. ¿Y cuándo escribe usted? Porque usted no es de aquí.

El del melón, le dijo, cállate ya. ¿No ves que el señor es poeta? Demetrio fue invitado, cervecita y pimientos fritos. Ahí es ná. En el mismo Bartolo. ¿Puede leernos usted algo más?

El papelito que sacó venía en el libro verde. El papelito estaba escrito con tinta verde, en el papel verde clarito. Si Pepiño te pintó/no se pudo equivocar/ siempre tuvo la belleza/ como línea argumental./ Sí Fosatti te elogió/ conociendo tu percal/ es que cuando fuiste, eras/ propia personalidad/…

Entonces apareció Lirondo de Laranga, con la novia que tiene la nalga de madera y que cuando la mueve le suena a caja china con baquetas. Vestido de verde con chaleco. Cantiñeando algo por Chiquito de la Calzada. Yo que creí que la luz era mía/ precipitado en la sombra me veo/ que ha muerto la Casería/ dolor y pena que siento/.

El Lirondo aclaró, para er der libro verde, que sí le habían gustado los poemas escritos en verde que le había vendido en la Gran Vía. ¿Plagio? Que eran hexámetros dactílicos, que los grandes ritmos deberían asomarse a la playa. Un rítmico, lánguido, mágico, clásico y épico verso, que rodara en los vientos como en los oídos griegos y latinos, en ésa agua atlántica. Kiko el del melón batía las palmas, diciendo que allí habían llegado las musas de Antonio Mota, y los versos de Montiel y del doctor Chamorro… En los nuevos escombros/ cuando ayer los echaron/ duele siempre el silencio, muerde siempre el cansancio

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