Análisis

José Joaquín León

De poder a no poder

El partido se complicó pronto para el Cádiz en una jugada absurda plagada de errores

Antes se decía de estos partidos que eran de poder a poder. Aunque este fue de poder perder a no poder ganar. Lentamente, al Cádiz se le va escapando el ascenso directo, como ocurrió la pasada temporada, cuando tenía posibilidades objetivas de conseguirlo. El partido se complicó pronto, en una jugada absurda, plagada de errores, pero se pudo enmendar después de que Aketxe marcara un golazo de falta, con casi 70 minutos por delante. El Cádiz dispuso de más ocasiones. Sin embargo, es un equipo que tiene carencias, y depende demasiado del acierto de Machís, que ayer no encontró posiciones de remate. La falta de un ariete que marque goles volvió a ser un lastre para el equipo.

En este partido surgió la sorpresa del retorno de Mario Barco como delantero centro. Se fajó, en plan trabajador, hasta que acusó la inactividad con un tirón muscular. El Cádiz en los primeros minutos había salido bien, marcando territorios al Málaga. Con Machís más a la izquierda, con Aketxe más a la derecha, con Jairo más de mediapunta. En esa posición corrió mucho y le faltó puntería.

Un mal entendimiento, al sacar un córner supuestamente ensayado, a favor del Cádiz, fue el origen del gol del Málaga. Aketxe lo puso de pena, Jairo hizo una falta sin derribar al rival. Después la defensa, desubicada, no supo frenar la contra. Y, para colmo, el remate de Renato, fue rechazado por Alberto Cifuentes hacia delante, a donde no la debe poner un portero, que le dio sin querer el pase de la muerte a N´Diaye para que lo fusilara. Cadena catastrófica de fallos, que puso el partido cuesta arriba a los seis minutos de empezar.

Menos mal que una falta bien buscada por Rober Correa devolvió la igualdad. Menos mal porque el Cádiz, después del regalito, pasó casi un cuarto de hora de confusión, y se temía lo peor ante un Málaga cómodo y tranquilo. Menos mal que Aketxe (que por fin está volviendo a ser el Aketxe que conocimos) lanzó la falta con potencia y colocación. Un gol a lo Leo, de bella estética.

El partido se equilibró, aunque se debió desequilibrar en la última jugada del primer tiempo, cuando una galopada de Machís, se rubricó con una buena dejada de Mario Barco, que peleó el balón, pero el disparo de Jairo, con más fuerza que colocación, se topó con la estirada de Munir. Ocasiones como esas son las que deciden partidos.

En la segunda parte, con dos equipos que buscaban la victoria sin arriesgar demasiado, al Cádiz le anularon un gol por fuera de juego de Jairo. Al Málaga le perdonó el árbitro Gorostegui que se quedara con uno menos, al no enseñarle la segunda amarilla a Bare, en una jugada que era de indiscutible tarjeta. Sin embargo, el problema del Cádiz estuvo otra vez en la carencia de un nueve de verdad. Un nueve que no haga lo que hizo Jovanovic, cuando recibió un centro de Matos para rematarlo con todo a su favor y lo envió alto. Fútbol es fútbol, no es rugby.

Al final los dos se conformaron con no perder. El Cádiz no se acerca al Granada ni al Albacete, se le escapa un poco más el Mallorca, se le echa encima el Deportivo y pierde la diferencia de goles particular con el Málaga. Todo eso sería distinto si hubiera ganado.

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