Desilusión, decepción, desencanto y burla, son las primeras palabras que me vienen a la cabeza cuando leo en este mismo medio que la temporada teatral de primavera no podrá llevarse a cabo. Según parece problemas burocráticos han impedido sacar adelante la contratación de las distintas compañías y artistas que iban a formar parte de la misma. ‘Se veía de vení’, deja caer la concejala del ramo. Y mira que me consta que el esfuerzo por parte de todo el equipo del área de cultura ha sido encomiable. Otra vez más me entristece sobremanera el desprecio que una y mil veces -llueve sobre mojado-, cae como una losa sobre las espaldas de un mundo cultural que infelizmente está más que acostumbrado a malvivir y, sobre todo, a cobrar poco, tarde y mal. Su status quo es algo así como trabajar en modo coito interruptus pero con una precariedad que hasta duele. En esta ocasión parece ser que la culpa sigue siendo del ‘chachachá’. No puede ser, no se puede consentir más que la vida normal de nuestro patio de vecinos porteño se vea alterada por situaciones que vienen de antiguo, -que no se escape nadie-, y que todavía no se haya sido capaz de poner a cada cual en su sitio. Tampoco soy quien para dar pistas a nadie, pero cuando se interviene echando la gota que hace que el vaso rebose, y el agua derramada salpica de mala manera a propios y extraños, digo yo que algo habrá que hacer. Entre mis amistades alguien me dice que en cualquier empleo, la falta de cumplimiento en tiempo y forma de las funciones por las que te abonan el salario se resuelve de otra manera. Quien o quienes sean, y por los motivos que sean, están jugando de mala manera con el sustento de las familias de actrices, actores, músicos, técnicos de iluminación, de sonido, de maquinaria, de maquillaje, de figurinistas, de quienes nos acomodan… Y si todo esto es grave de solemnidad, tanto o más lo es jugar en los malos tiempos que corren, con las ilusiones y válvulas de escape que suponen los espectáculos culturales para las vecinas y los vecinos de aqueste lugar llamado El Puerto. Si mi abuela Cristobalina aún viviera, estoy convencido que se le estarían cayendo los palos del sombrajo. Y no es para menos.

manolomorillo@soydelpuerto.es

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios