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Crónica de San Juan de Dios

Melchor Mateo

mmateo@diariodecadiz.com

El objetivo de otro golpe de efecto de Kichi

El cambio de nombre para la Juan Carlos I se hace también para llevarse el trofeo de ser el primero

El busto de Juan Carlos I en la avenida que lleva todavía su nombre.

El busto de Juan Carlos I en la avenida que lleva todavía su nombre. / Jesús Marín

La avenida

El equipo de Gobierno con el alcalde a la cabeza, José María González ‘Kichi’, ha escenificado lo que siempre ha sabido hacer muy bien. Dar su golpe de efecto, tomar una decisión que no lleva consigo mucha gestión ni proyecto ni casi echarle imaginación y ponerse en el centro de la polémica para recibir las ovaciones de los hooligans, y ser vilipendiados por los contrarios.

La portavoz de Adelante Cádiz en el Ayuntamiento, Ana Fernández, avaló la medida haciendo mención a 4.000 firmas que se habían recogido entre la ciudadanía en la que se pedía el cambio de nombre de avenida Juan Carlos I tras la salida del Rey emérito de España. Estas rúbricas nadie las ha visto pero lo de las demandas ciudadanas suele ser el modus operandi que suele utilizar el gobierno local para justificar algunas de las medidas. Sin embargo, lo que realmente se produce es un circuito cerrado que tiene su salida y meta en San Juan de Dios y que entre medias utiliza a sus asociaciones y movimientos afines para respaldar cualquier asunto.

No parece que hubiera un clamor en la calle para cambiar el nombre de esta vía, más y cuando todavía no se ha culminado el proceso judicial que se sigue contra Juan Carlos I. Al final de lo que se trata es de conseguir el efecto de la novedad, llegar antes que nadie a la toma de la decisión para conseguir que se hable de ellos.

La oposición ha reaccionado como era de esperar, es decir, centrándose en que no es una prioridad y que esto sirve para tapar otras carencias y centrar el debate en el lugar equivocado. Sin embargo, no puede quedar sólo en palabras porque ese cambio debe pasar ahora por la Comisión del Nomenclátor y después al Pleno municipal.

Si realmente están tan en contra como han dicho, por distintas razones, tendrían que votar en contra en la sesión plenaria. No sería la primera vez que después se acude a la abstención para no comprometerse a fondo.

Por otro lado, si se sigue la lógica del alcalde cuando esta semana criticó la Monarquía en las redes sociales e involucró a la Familia Real por haberse beneficiado también de las presuntas irregularidades, se tendría que retirar el nombre también al Paseo Príncipe de Asturias o el parque Reina Sofía. Ahora esta semana tenemos para el debate el nombre del Carranza, que tiene una motivación distinta, como es la Ley de Memoria Histórica.

La salida de Navarro

David Navarro ha arrojado la toalla. Su año de propina ha acabado como se esperaba después del pulso que mantuvo con el alcalde José María González ‘Kichi’ y con sus principales asesores por el puesto que tenía que ocupar en las listas municipales. Salió perdedor en la contienda y encima volvió al redil con la cabeza agachada. Pero algo se había roto entre unos y otros y la relación nunca pudo llegar a recomponerse.

Cuando alguien se tira un órdago como el que lanzó Navarro hace un año, o se le tenía en cuenta por el papel que había tenido en el mandato anterior o se iba, hay que cumplirlo hasta el final. Y no lo hizo y ese fue su pecado capital porque le cogieron la matrícula.

El núcleo duro de la gente de Podemos, o de lo que sean ahora, le puso la sentencia y en el reparto de tareas quedó sensiblemente perjudicado. Tenía algunas importantes como Medio Ambiente y Policía Local, pero al final quedaba para la representación municipal, sobre todo, algo que no hacía nada mal.

El comunicado que hizo el martes David Navarro tenía muchas aristas, una letra pequeña que se podía interpretar la amargura con la que se marchaba navarro de la política.

Nombraba al alcalde y le daba las gracias por haberlo animado a dar los primeros pasos en la política pero tampoco se deshizo en elogios hacia Kichi.

Al principio del mandato dijo en una entrevista realizada a este periodista que si no vendía el Estadio antes del final de ese año entonces sí se le podría criticar. Navarro se caracterizó también por ser muy atrevido en sus declaraciones, a veces con un poco de riesgo y eso le generó muchísimas críticas.

Cuando se convirtió en el hombre fuerte, empezó a estar en el punto de mira de la oposición y acabó siendo reprobado por la Corporación municipal y con un par de denuncias de los juzgados.

Se va con varias asignaturas pendientes, la del Estadio la principal que se le puede poner en su debe, pero desde el martes comenzará a respirar. Los últimos meses se le habían hecho bola.

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