Si en el primer fin de semana de verano en El Puerto estaba la ciudad como estaba, de bote en bote, vaticino que este verano que estrenamos va a ser de auténtica categoría.

Tan solo me bastó con pasear y tomar algo para oír algo que hacía tiempo no oía, que no era otra cosa que el corazón de nuestro centro latiendo con un pulso acelerado, cual corazón de un niño el día de Reyes.Por mucho que los románticos de la ciudad añoren esos veranos sencillos de los que El Puerto gozaba, poco queda de esa sencillez y la verdad estoy en un punto intermedio extraño entre la alegría y la confusión.Alegría y mucha porque la ciudad tiene movimiento y por consiguiente crea riqueza en nuestros paisanos. Paisanos y amigos valientes que incluso se han aventurado a abrir nuevas puertas hosteleras para ofrecer lo mejor de nuestra tierra.

Confusión porque no se qué rumbo llevamos. ¿Estamos creando una ciudad de fachada? ¿Estamos creando un turismo de postureo?

Desde el punto de vista del marketing y del manejo de redes sociales, vamos sobradísimos, cosa que no está nada mal y menos para entidades privadas que evidentemente promocionan sus terrazas, sus alegrías y sus especialidades, cosa que aplaudo fuertemente. Pero pienso que la ciudad debe estar a la altura de la extravagancia de los nuevos locales.

Tenemos el mejor de los manjares, que es que la gente de fuera quiera venir a El Puerto, sumado a que los hijos de la ciudad quieren disfrutar de ella. Eso sí, nadie sirve el caviar en un plato de plástico. La ciudad debe ser esa vajilla Cartujana, donde ese caviar reluce y se siente el lujo de la mesa.

Tenemos una gastronomía maravillosa, bebemos en terrazas únicas que son auténticos paraísos y sin darnos cuenta, enseñamos en demasía las vergüenzas de nuestra ciudad, en forma de edificios ruinosos, obras eternas y Bienes de Interés Cultural abandonados.

Tomemos el rumbo de ser una ciudad de categoría en todos los sentidos posibles y que cuando tengamos visita de amigos de fuera, no tengamos que pensar por qué calles pasear para que no nos digan lo mismo que años atrás, que El Puerto, nuestro Puerto, está muy dejado.

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