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Un mundial machista

Poco he escuchado yo hablar al Gobierno y sus miembros respecto de la asistencia de la selección nacional española a un mundial que se celebra en un país con un déficit tan grande en la defensa de los derechos para la mujer

No es sólo que no vaya a ver el Mundial de fútbol, sino que además me importa menos que nada que Luis Enrique se haga youtuber, que sea previsiblemente el último que jueguen Messi y Cristiano Ronaldo, o que vaya convocada Shakira y no Piqué. Estoy desafectado de la selección española hace tiempo y no sé muy bien por qué. Es probable que sea consecuencia de muchas razones, privadas y públicas. La primera de ellas, que el seleccionador no es Sergio Scariolo.

Tampoco entiendo un mundial a mediados del mes de noviembre, en medio del desarrollo de las competiciones nacionales e internacionales, con las lesiones que ello va a causar a sus participantes, aunque supongo que eso se soluciona con pasta, y eso precisamente es lo que no falta en el país organizador. El Covid hizo mucho daño a los clubes, federaciones y a los que se lucran de sus jugadores, y los altos niveles de vida necesitan que les engrasen las carteras convenientemente. Un mundial es siempre, o era, un evento especialísimo y brillante, que captaba el interés de todos. Ahora es motivo de vergüenza, de servilismo y de cobardía.

Y no es que el Mundial de Qatar lo organice Victoria Rosell, antes diputada de Podemos y ahora delegada del gobierno contra la violencia de género, tan visiblemente preocupada porque no se advierta el espantoso ridículo que ha hecho el ministerio de Igualdad con la gestión de la Ley del Sí es sí, también llamada del Tal vez es tal vez. La otrora jueza, ahora pasada a mejor vida desde su cargo, y algunos otros vividores de la política, no dudaron en acusar al patriarcado o el machismo judicial para sostenella y no enmendalla. La culpa es, también, de los medios de comunicación que informan de las peticiones de revisión de sentencias hechas por los abogados de los violadores.

Poco he escuchado yo hablar al Gobierno y sus miembros respecto de la asistencia de la selección nacional española a un mundial que se celebra en un país con un déficit tan grande en la defensa de los derechos para la mujer, cuando en apenas cinco días tantas instituciones públicas se llenarán la boca con consignas contra la viogen, con ocasión del 25N. Qatar es un país en el que la mujer sigue obligada a ser tutelada por su esposo en todas las facetas de su vida, en donde la homosexualidad es perseguida, y donde la libertad de prensa es un unicornio dorado. Pero los políticos de toda cepa no dicen nada, es más, el propio seleccionador español eludió cualquier respuesta a cuestiones relativas a lo anterior.

Estuvo torpe Luis Enrique. Podría haber utilizado la técnica "Podemos": el mundial de Qatar está perfectamente organizado defendiendo los derechos de mujeres y gays, lo que ocurre es que Amnistía Internacional es machista y heteropatriarcal, y la prensa busca perjudicar a la organizadora del evento por motivos meramente ideológicos. Y si no le creen, si le discuten, que utilice la carta ganadora de toda políticastra que se precie: el mundial se celebra en Qatar porque así lo dice el Convenio de Estambul, que armoniza la organización de eventos futbolísticos feministas en todo el orbe. Y ya veremos si llegamos a cuartos.

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