Qué impulsará a un ser humano a abandonar su tierra, sus amigos y familiares para jugarse la vida cruzando continentes? Esa es la pregunta. La cuestión no es sólo darles cobijo, techo, mantas, comida... es mucho más compleja. La cuestión es cómo las Naciones Unidas, la Unión Europea, no se involucran en un drama que afecta a tantas miles de personas. Mientras que Trump y líderes orientales entierran guerras comerciales, en Siria, en Libia, en el Congo, se desprecian los derechos humanos. Hasta que no haya una legislación universal la lucha contra las migraciones será una batalla perdida. Máxime cuando países como Marruecos utilizan a estas personas como auténticos escudos humanos con los que chantajear a Europa. El problema no está en el Estrecho, el problema es mucho más profundo, nace en el corazón del mal llamado tercer mundo para morir en el Mediterráneo, como un río más largo y negro que el Nilo.

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