La magia de la Navidad

Hay cabalgatas que en vez de ilusionar, desilusionan a niños y no niños antes de Reyes

Bienvenido sea 2020. Todos esperamos la llegada de un nuevo año que venga cargado de ilusiones y prosperidad. Con la llegada del nuevo se acaba el cotillón de felicitaciones, de buenas intenciones, de buenos deseos por un mundo mas igualitario y solidario. Son deseos de un mundo que vive feliz y reparte felicidad para solo unos días, unas fechas, cada vez mas economicistas, pero que junta en los buenos deseos a personas creyentes y agnósticas. Es la magia de la Navidad que hace posible lo que parece imposible.

Pero ya con el paso de las fiestas el mundo vuelve a recuperar el pulso habitual. Vuelve la crispación, volvemos a recuperar la visión de un mundo cada vez menos solidario, con una gran brecha social, reflejada mucho en nuestro país. Volveremos a pasar de lado al ver a las personas sin techo, las noticias nos recordarán que existe una gran bolsa de paro, que existen unas cifras alarmantes de pobreza infantil, que existen unos datos alarmantes de exclusión social . Es el mundo real, el que la sociedad se está acostumbrado a que exista, el que se está consolidando. Y lamentablemente hay que decir que se vuelve al mundo normal. Todavía nos queda la ilusión de que los Reyes, -los de Oriente, eh- puedan con todo esto y nos hagan el año más justo, con menos paro y menos pobreza. Dicho así no parece tan imposible pero cuando llega a las manos de la política, la actual, es como pedirles peras al olmo.

Y como a todo y todos, les llega la polémica a los Reyes. A los de Oriente, también. Parece que está surgiendo un movimiento en contra de tanta proliferación de Reyes. Y llevan toda la razón. No puede ser que toda asociación o peña tengan sus Reyes Magos. Ya incluso algunas con cabalgatas y todo. Cabalgatas que en vez de ilusionar, desilusionan a los niños y no niños. No es lógico que se vean reyes por la calle días antes del verdadero día de la ilusión. No tiene sentido salvo que siempre hay quienes quieren tener su día de gloria. Cierto que ya no es lo que era. La llegada importada de Papá Noel (como nos gustan las cosas de fuera) por una sociedad posmoderna, ha quitado algo de ilusión a una fecha tan señalada como el 6 de enero. Pero la abundancia de Reyes por las barriadas y no barriadas es jugar con la ilusión de los menores. A lo mejor, es que los menores ya no pueden tener ilusión. Quizás sea antiguo o no pedagógico. Para todos los gustos hay y opiniones.

Pero yo le quiero pedir a los Reyes, a los auténticos de Oriente, que nos traigan para nuestro país un poco de tranquilidad, sin crispación, con un nuevo gobierno, fíjense ustedes que ya se quiere matar al nuevo gobierno antes de que se forme, que se dedique a gobernar. Que su prioridad sea el ciudadano. Que aligere la lista del paro. Que trabaje por la igualdad de hombres y mujeres. Que reduzca la brecha social. Que haga política para erradicar la pobreza infantil. Políticas sociales pensando en una sociedad que no debe consentir que haya personas que vivan en la calle. Política pensando en que todas estas estadísticas tienen nombre y apellidos, son personas. Por consiguiente que todas las muestras solidarias de estas fechas, no se queden ahí. Ojalá esto se consiga en 2020.

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