Análisis

Enrique Montiel

Las lágrimas de Maribel

Tantas improvisaciones, tanta incompetencia... Y no veo a López Gil derramando lágrimas

Siempre la he visto sonriente, es la primera vez que la veo con lágrimas en los ojos. En su comparecencia ante los medios para anunciar su renuncia a la vicepresidencia de la Diputación Provincial a causa de la sentencia condenatoria que han dictado contra ella. Maribel Peinado ha sido condenada por el Juzgado de lo Penal número 1 de Cádiz a dos años y medio de inhabilitación para cargo electo por no proporcionar información a la oposición cuando era alcaldesa de Puerto Real, entre 2011 y 2015. En su defensa, Peinado lo ve como una maniobra política para apartarla del camino de unas nuevas elecciones. No he visto que diga que es falso que no proporcionara información a la oposición cuando era alcaldesa de Puerto Real. Ni ha puesto sobre la mesa, como Pablo Casado con los certificados de sus estudios, las pruebas de que respondía puntualmente a cuantas preguntas hacía la oposición y en el plazo más breve posible.

Tengo que preguntarle a mi hijo Enrique si una sentencia de un Juzgado de lo Penal crea jurisprudencia, en mi opinión se debería modificar la Ley Municipal en el sentido de exigir a los gobiernos las respuestas a las preguntas de la oposición en un plazo tasado. La Democracia debe ser esto, ya lo sabemos: transparencia y respeto mutuo. Es que quienes llegan al Poder no llegan a la impunidad, al mangoneo ni a la maniobras orquestales en la oscuridad. Esa no es la democracia que queremos ni en la que confiamos. Es otra cosa. La existencia de la función pública con carácter permanente, no sujeta al dedo de los gobernantes, fue siempre una cautela del legislador por desconfianza, es evidente. Y por dar solución a aquella vergonzosa España de la cesantía en la que los funcionarios cesaban al caer los gobiernos. Bueno, del todo no ha sucedido porque calculan en varios miles los que han cesado por la caída de Mariano Rajoy. Personal "de confianza" y cargos, me refiero.

Decía que Maribel Peinado siempre fue una mujer sonriente y amable, por eso es penoso verla derramar lágrimas. Y verse obligada a abandonar una vicepresidencia de la Diputación, nada menos. Deberían tomar nota todos y facilitar el trabajo a las oposiciones, proporcionando los expedientes completos y con tiempo suficiente, y respondiendo a las preguntas en tiempo y forma. O inhabilitación por un procedimiento rápido del munícipe correspondiente. Mucho cambiaría todo. Y lo digo en esta semana en la que hemos conocido una nueva demora en el tranvía, pese a la amenaza de Bruselas, que puso 100 millones de euros en el proyecto. Es algo que me cuesta trabajo entender. Tantas improvisaciones, tanta incompetencia sobre una obra pública que iba a dar solución a la movilidad en la bahía. Y no veo a López Gil derramando lágrimas…

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