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Análisis

Frédérique Morand

Asociación Cultural de Investigación Histórica "María Gertrudis Hore" (ACIH)

El juez oficial y residente

El juez de Indias es un agente monárquico más; elemento esencial para la administración

Viento en popa… El primer juez residente de la Casa de la Contratación en Cádiz poco duró. ¿Por qué? Muy sencillo. El 4 de septiembre de 1535 Carlos V comunica a Pedro Ortiz de Matienzo su nombramiento como juez oficial; el 27 de marzo de 1536 ha muerto. Sin perder tiempo, Diego Caballero, contador de la isla Española, es nombrado de forma provisional juntamente con otros tres para ocupar la vacante (A.G.I., Indiferente, 422, lib.17, fol. 5v-6r). El establecimiento definitivo de un juez de Indias en Cádiz no estuvo exento de desencuentros con los oficiales sevillanos. Un funcionario de carácter permanente aseguraba a los gaditanos un mínimo de participación en el tráfico de Indias. Por tanto, el año de 1535 señala una pequeña victoria para Cádiz. Pasan cinco meses antes que Diego de Lequeitio (A.G.I., Indiferente, 1962, lib. 5, fol. 38r-38v) -personaje de sumo interés para 'El Proyecto Azul' (ACIH)- asuma el cargo. El 6 de septiembre se le nombra juez oficial. Hipólito Sancho afirma -a partir de los datos del cronista Fray Jerónimo de la Concepción- que fue juez en Cádiz de 1536 a 1556. Sólo tenemos la certeza de que en 1547, 8 de abril, la realeza se preguntó "sobre la conveniencia de su permanencia en dicha ciudad" (A.G.I., Indiferente, 1964, lib. 10, fol. 193r-193v).

Sea cual fuere la decisión tomada, consideremos al juez de Indias como un agente monárquico más; se presenta como un elemento esencial para dar forma y estructura a la administración real. Instrumento de control, el juez oficial permite gravar la alcabala (impuesto real sobre el consumo de productos comercializados) y aumentar la hacienda real. Sus funciones le proporcionan una mayor independencia. A la sazón, ofrece al soberano la posibilidad de limitar los poderes señoriales todavía al acecho en la bahía. El juez de Indias desempeñó un papel bisagra (en vertical) de primera magnitud. Está claro, no siempre fue el 'hombre ideal'. Pero la monarquía busca fieles súbditos para consolidarse. Cádiz participó de la construcción del 'Estado', o sea, importa, y mucho, rescatar la enigmática historia de 'nuestra' estratégica urbe atlántica antes de 1596.

Del mismo modo, los corregidores arrojan luz sobre Cádiz durante el Imperio. En ocasiones, los dos poderes reales se fusionaron en representación del emperador. Por ejemplo, el 27 de febrero de 1538 Carlos V mandó al juez Diego de Lequeitio, al corregidor y a "los tenientes de los oficiales que residen en Cádiz", tomar la artillería de los navíos atracados a fin de utilizarla en las naos de la armada (A.G.I., Indiferente, 1962, lib. 6, fol. 12v-13). Otras veces, el corregidor tuvo el deber de auxiliar al juez de Indias. En 1543, 23 de octubre, se mandó al corregidor Luis de Toro, continuo de la casa real, una cédula "para que el alguacil ejecute los mandamientos de Diego de Lequeitio, juez oficial de Cádiz, y de los tenientes de los oficiales de la Casa de la Contratación que residen en esa ciudad". (A.G.I., Indiferente, 1963, lib. 8, fol. 277v-278). Tenemos dos cédulas reales para reflexionar sobre el papel y las rivalidades de estos funcionarios de la Corona a mediados del siglo XVI en Cádiz.

Otros vestigios de índole mercantil de interés, año de 1544: la imposición del 8% sobre el almojarifazgo -derecho que se paga por los géneros que salen del reino o por los que se introducen en él- detuvo el crecimiento de Cádiz y ahuyentó a los mercaderes a otros puertos andaluces. En pocos años el tráfico se redujo a la nada, desviado hacia la costa africana y el Mediterráneo.

A la Casa de Contratación de Sevilla nunca le gustó la real provisión de 27 de octubre de 1535, según la cual se cargaban y despachaban en el puerto de Cádiz los navíos que zarpaban para las Indias. Fray Jerónimo de la Concepción comentó las "Alteraciones diversas" que padeció "el Juzgado de Cádiz" hacia 1550, sin precisar fecha. Afirma: "Con esta ocasión quedo suspenso el trato, y cargazón para las Indias en Cádiz". Involucró a un tal Pedro del Castillo como detonante de la suspensión. ¿Quién era Pedro del Castillo? ¿Cómo resurgió 'nuestra' fascinante Cádiz de esa mala jugada? Paciencia. Digamos sólo que, por expreso deseo de los Oficiales de Sevilla la recesión de 1550 puso freno a la pequeña gran victoria de 1535. Si excavamos un poco más, si apuntamos más alto -para dar en la diana- descubrimos una curiosa relación entre el juez de Indias, Diego de Lequeitio, y la enseñanza en Cádiz, año de 1546. ¿Había colegio en tan temprana fecha en Calis? Sorpresa… hasta la próxima.

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