Análisis

Gumersindo Ruiz

"Si es inteligente es vulnerable"

La frase de Mikko Hypponen que da título a su libro, editado por Wiley, es la ley por la que se conoce a esta leyenda de la ciberseguridad, quien desde la compañía F-Secure trabaja para empresas y gobiernos en seguridad informática. Varias ideas surgen de este entretenidísimo libro; la primera, que el tráfico global de internet pasa de 100 gigabytes por día hace treinta años, a 100 por segundo hace veinte, 46.000 por segundo hace cinco, y 150.000 en 2022. Pronto habrá más de 30.000 millones de aparatos conectados a internet en el mundo, más de cuatro por persona; la mitad de los usuarios son de Asia, 15% de Europa, 10% cada uno de África y Latinoamérica, y 6% de Estados Unidos, y aunque este país sigue teniendo el control de buscadores, almacenamiento y sistemas para redes sociales, China es el poder online más destacado para el futuro próximo. Vivimos en una época donde globalización y poder son los dos conceptos que se asocian a este fenómeno.

Una parte del libro trata de "Tecnología, espionaje, y guerra online", de aquí la segunda idea de la violencia cibernética. Irán, dentro de una ofensiva contra la organización MEK, opuesta al gobierno de Irán y con miembros residiendo en Albania, agrede cibernéticamente a Albania con acciones que pueden paralizar servicios públicos y comunicaciones, entrar en información estatal, e interferir en el sistema de control de fronteras. Estas acciones que se unen a otras para crear caos e inseguridad o generar propaganda política, resultan especialmente graves al ser Albania miembro de la OTAN, que en su Artículo 5 cubre los ataques militares a países miembros y los cibernéticos, y le lleva a romper relaciones diplomáticas con Irán, la primera vez que esto ocurre por un conflicto cibernético. Por otra parte, hace poco cesaban al principal ejecutivo de la empresa israelí NSO creadora del sistema Pegasus, que tanto ruido hizo al interferir comunicaciones de políticos, en España y otros países. El caso más llamativo de guerra cibernética es precisamente el que enfrenta a Irán e Israel, mostrando que Irán es un centro cibernético belicoso, y el banco de pruebas de Israel, que combina el daño virtual con el físico, por ejemplo, apoderándose del control de funcionamiento de una fábrica mediante su sistema predatory sparrow.

La tercera idea es, como dice Jeff Moss, de Black Hole y DEF, en el prólogo al libro, que muy pocos comprenden la tecnología de internet, y está en sus manos orientar las políticas, que sean justas, que haya transparencia en los algoritmos de los que dependen decisiones, y se creen entornos amigables inclusivos y auditables, para que las generaciones venideras hereden un Internet inclinado más hacia lo bueno que al mundo oscuro donde algunos aprovechan para medrar, otros para cometer fraudes, y muchos para ganar poder o hacer daño con teorías conspiratorias, mensajes de odio y falsa información. No sorprende que, en una reseña, Misha Glenny rector del Institute for Human Sciences de Viena, ferviente admirador de Hypponen, difiera de él en la visión optimista que tiene de Internet como una energía de liberación humana, preguntándose si no tenderá quizás a ser algo que llegue a esclavizarnos.

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