Larga cambiada

Mila Alarcón

malarcon@diariodecadiz.com

Insistir y perseverar

Actualmente vivimos en la mejor época de la Historia. No lo digo yo. Lo dice Johan Norberg, un ensayista e historiador noruego que basa su opinión en los datos. Según él, hoy vivimos en un mundo donde -a pesar de lo negativo -, los niveles de pobreza son los más bajos de la historia, la esperanza de vida es más alta, tenemos acceso a las nuevas tecnologías y, gracias a la globalización, el ser humano puede obtener más beneficios que nunca en un mapa donde las fronteras mundiales fácilmente se difuminan. Hoy, cuando posiblemente lo tenemos más fácil que nunca, parece de otro mundo -casi primitivo- recordar que no hace tanto se podía sobrevivir sin móvil, que la tranquilidad por saber del bienestar de una persona querida dependía de una carta que tardaba días (e incluso meses), que cuando ibas de viaje o te encontrabas fuera de tu ciudad te tocaba preguntar por el nombre de las calles o buscar en un mapa y que si querías saber algo, había que recurrir a los libros.Hoy, con todas las comodidades del mundo al alcance de un click, fácilmente olvidamos que antes, cuando no valía con conformarse ni quejarse, todo era mucho más difícil. Las cosas había que ganarlas y conquistarlas. Y es por ello que hoy, especialmente, el esfuerzo de aquellos que nos precedieron adquiere mucho más valor que nunca.

Ellos son los pensionistas. Ahora, este mes, se cumple un año desde que comenzaron a manifestarse por unas pensiones dignas. Al principio eran muchos. Ahora ya menos (apenas medio centenar), pero ahí continúan cada lunes, incombustibles, con su pancarta, parando el tráfico en plena calle Larga y gritando frente a los bancos que lo han hecho mal. Ahí continúan recordando a los nacidos tras la caída del muro de Berlín que a pesar de todo lo bueno que tiene hoy la vida, no vale con conformarse. Y lo más importante de todo: hay que poner empeño y nunca abandonar.Que sí. Que eso de las comodidades está muy bien, y hay que aprovecharlas. Pero también hay que saber reaccionar desde los algodones. Ellos son dignos de admiración. Por eso desde aquí, a todos ellos, muchas gracias por demostrarnos a todos la importancia y el valor del esfuerzo.

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