Si algo han demostrado las elecciones celebradas el domingo es que en política no se puede dar nada por sentado. Es cierto que las cifras de unas elecciones generales no pueden leerse como datos extrapolables a unos comicios locales, pero también es verdad que parte de los factores que motivan a los electores sí que son intercambiables. En El Puerto muchos veían ya cadáver a un PSOE que con estos datos toma aire y se vuelve a posicionar como la primera fuerza de la izquierda, mientras que por la derecha la fragmentación del voto hace saltar todas las alarmas en el PP, que daba su victoria por segura y ahora ve cómo el mayor peligro le viene precisamente de sus afines. Primero fue Vox, que ya en diciembre cosechó 5.337 votos- con especial presencia en la Costa Oeste- y después Ciudadanos -la fuerza más votada en las autonómicas- la que le dio al PP otro disgusto con el nombramiento de un candidato con un perfil moderado que también puede arañar más de un voto al entorno popular. A menos de un mes para la cita del 26 de mayo sería difícil poner la mano en el fuego por lo que pueda pasar. Todo es posible.