La muerte de Juan Carlos Aragón va a suponer un varapalo para los cimientos del presente y el futuro del Carnaval de Cádiz cuyas dimensiones habrá que analizar con más calma en los próximos meses, años quizá. Era un genio creativo, y por ese talento lloraban ayer miles de personas que no lo conocieron y otros tantos que lo quisieron de verdad, más allá de su virtuosismo artístico. Su figura trasciende meramente lo carnavalero y nos da una idea de la fuerza que tiene la fiesta nuestra y de lo que seríamos capaces si se eliminara esa visión egoísta y cortoplacista de las cosas para entenderla como un todo. Ayer lloraban por Juan Carlos hasta sus competidores. Eso está bien, es noble. Lo malo es que cuando llegue febrero volverán a pelearse por un premio asqueroso. Sin darse cuenta que no hay mayor premio que el cariño de la gente y sobre todo el vivir la vida. Que son cuatro días y uno está lloviendo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios