Análisis

fernando faces Santelmo Business School

El espejismo económico del Gobierno

La revisión del INE del crecimiento del PIB del segundo trimestre de 2021, desde el 2,8% hasta el 1,1%, fue un jarro de agua fría al triunfalismo del Gobierno. El Banco de España ha comunicado que rebajará sus previsiones para 2021. El crecimiento para 2021 será inferior al 6% y los niveles de 2019 no se alcanzará hasta finales de 2022. El crecimiento se irá moderando a medida que la demanda embalsada se vaya vaciando y las políticas monetarias y fiscales pierdan impulso. El impacto del Next Generation, por retrasos en su recepción y gestión, se desplazará a 2022. Impacto que dependerá de la eficacia y eficiencia del Gobierno en la gestión de los recursos recibidos. La incapacidad de absorción y gestión demostrada en las últimas décadas no es un buen aval.

El crecimiento de España estará a la cabeza de la UE. La incógnita es el crecimiento a partir de 2023, cuando las ayudas monetarias y fiscales se hayan retirado y retorne la disciplina de las reglas fiscales con el volumen de deuda pública más alto desde la Guerra Civil. Si la austeridad ha demostrado no ser la mejor medicina para salir de la recesión, la alternativa es salir con mayor crecimiento. Una tasa de crecimiento del PIB superior a la tasa de interés de la deuda. La previsión de crecimiento para 2023 se sitúa por debajo del 2%, insuficiente para reducir el coeficiente de deuda sobre PIB. El reto principal para los próximos años es aumentar la productividad y el potencial de crecimiento del país mediante las reformas estructurales. La simple recuperación de los niveles de renta y riqueza del 2019, no es suficiente. España necesita la transformación de su sistema económico, institucional y social hacia un nuevo sistema más eficiente, innovador, digitalizado, Inclusivo y respetuoso con el medio ambiente.

La incertidumbre ha aumentado y el crecimiento global se ha desacelerado. Los mercados financieros han detenido su escalada con aumento de la volatilidad. La ruptura de la cadena de suministros global y su impacto en la escasez de bienes intermedios y en los costes está siendo más importante y prolongado de lo esperado, provocando retrasos y aumento de los precios. Su traslado a los salarios ya se está produciendo. En España todavía no, pero las presiones sociales son crecientes y la reciente aprobación de la revalorización de los pensiones y del aumento del salario mínimo anticipa que los efectos de segunda ronda están próximos. La transitoriedad de la inflación que defienden los bancos centrales es más que cuestionable. En España el crecimiento interanual de los precios industriales se ha disparado hasta el 18%. El precio de las materias primas, del petróleo, de la energía eléctrica, del gas y de los derechos de emisión de CO2 se han disparado.

El endeudamiento global ha alcanzado el 355% del PIB, la sobrevaloración del precio de los activos financieros y la toma de riesgos excesivos preocupan a los bancos centrales, que anuncian una retirada gradual de los estímulos monetarios. La suspensión de pagos Evergrande, la empresa China más endeudada del mundo, no deja de ser una señal del excesivo endeudamiento, asunción de riesgos e Inestabilidad financiera que amenaza la economía global.

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