En la recta final del Concurso se perciben los tambores que vienen anunciando cambios. Bien sabemos que esto ocurre cada año, y que en cada edición, habitualmente a última hora, se hacen modificaciones en el reglamento.

Pero estos “chapú”, en ocasiones interesados, no arreglan las costuras de este concurso que tantas voces consideran maltrecho. Pues estamos ante una ocasión pintiparada para el cambio profundo, ya que un par de hechos podrían impulsarlo: el anunciado cambio en la Concejalía de Fiestas (la siempre luchadora María Romay decide abandonar la política) y el fin del contrato televisivo con la dupla Canal Sur – Onda Cádiz TV.

La cuestión es que, antes de sentarse a negociar con estas u otras televisiones, Cádiz debería decidir cuál es el concurso que desea tener y, en consecuencia, retransmitir. Tenemos que resolver un gran número de interrogantes, y no tenemos tiempo que perder: ¿Está agotado el modelo de participación basado en asociaciones? ¿Por qué los participantes de un concurso son los idóneos para diseñarlo y organizarlo? ¿Es solo la falta de representatividad de estas asociaciones el hándicap del modelo? ¿Qué papel queremos que tengan los participantes (no se olvide) amateurs, competidores entre sí, en esta organización? ¿Tiene derecho el pueblo de Cádiz, en su conjunto, a expresar sus ideas y participar de las decisiones que afectan al Concurso de su fiesta grande, de la que es cuna y garante? ¿Cuál será el modelo ideal, ese concurso que acoja la participación de quien quiera cantar, pero a la vez mime la calidad y la esencia de las coplas, la innovación y la evolución, en el contexto de un concurso dinámico, atractivo y creativo? Para responder a todo esto y más hay que sentarse YA. ¿Cuándo empezamos?

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