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El Alambique

Juan Clavero

jclaverosalvador@gmail.com

La educación sexual

Hay temas en los que no sólo no avanzamos, sino que retrocedemos. Hace 40 años, los profesores de biología del Instituto Muñoz Seca incluimos en el currículum de BUP los métodos anticonceptivos, que acababan de legalizarse. Posteriormente seguimos con esta experiencia en el Instituto Santo Domingo. Entendíamos que los jóvenes debían tener un conocimiento científico de la sexualidad, de los procesos reproductivos y de los métodos anticonceptivos. Todo para promover una sexualidad plena y responsable, con respeto y tolerancia. Vamos, lo que Vox y algunos dirigentes del PP tildan ahora de “adoctrinamiento”.

En esta labor contamos con la inestimable colaboración de Carmen Caro, médica que nos aportó material, formación y muestras de anticonceptivos, para que el alumnado conociera lo que era un DIU, un preservativo o las píldoras. Enseñábamos su utilización, repartiendo preservativos a los alumnos que nos lo pedían.

La única asignatura que adoctrina en la escuela es la de religión, basada en creencias y no en la ciencia, por lo que debería estar fuera del ámbito educativo. Recuerdo cómo a los estudiantes se les atemorizaba contra el uso de la píldora del día después, asegurando que provocaba abortos, cuando impide la ovulación, la fecundación o la implantación del embrión, por lo que no hay embarazo, ni puede haber aborto. Los jóvenes deben tener una información veraz de los métodos anticonceptivos y de las relaciones sexuales, para adoptar unas decisiones responsables.

Es probable que ahora, 40 años después, algún padre o madre fundamentalista, azuzado por la extrema derecha o los cristianos ultras, nos denunciara por esto mismo, acusándonos de perversión de menores o de pederastas; y algún caso reciente hemos vivido en nuestro país.

La presión de estos sectores retrógrados, con iniciativas como el Pin parental, pretende que se elimine la enseñanza cívica y de valores en los centros educativos. Para estos fascistas, todo lo que no sea difundir valores patrióticos de himno y bandera, es adoctrinamiento.

A los jóvenes se le deben inculcar valores democráticos, de convivencia y de respeto; en su familia, pero también en la escuela. La formación sexual es imprescindible; el escandaloso caso del colegio mayor de Madrid así lo demuestra.

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