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Análisis

Paco Carrillo

Sin educación no hay democracia

Ningún gobierno ha sido valiente ni capaz de educar con la verdad como meta

Lo ocurrido en Cataluña no es lo peor que ha podido pasarnos, a la postre no es más que el desenlace chungo de lo que se viene pudriendo desde siglos atrás con la complicidad de todos los gobiernos centrales (¿se dice así? De todos, y ese es el drama.

Digo que no es lo peor porque esta patochada desembocará cualquiera otra comunidad, región o pueblo adopte las mismas estrategias: hacerse las víctimas, inventar su historia y así justificar su independencia. Ya las hay en listas de espera.

Aplicar a destiempo las leyes cuando se han enquistado las rebeldías, viene a ser como aquella estupidez con que ciertas madres consolaban a sus niños cuando ellos se hacían daño: "Sana, sana, culito de rana, si no sana hoy, sanará mañana". Tranqui, Rajoy, tu serenidad te delata. Te ha tocado a ti, pero los que te precedieron te engordaron la bestia; aunque tú también te has marcado goles en propios puerta.

Mira si no. Después del 'alegro ma non tropo' catalán tenemos encima la primera de las consecuencias: Tres insignes pensadores, hijos de nuestra tierra, han visto expedito el camino para alcanzar la independencia en Andalucía. Ya cuentan con una nueva entidad política llamada "República Federal Andaluza" que incluirá todos los considerados Países Andaluces, a imagen y semejanza de los Países Catalanes y su modelo separatista.

Por lo visto un par de sujetos, pertenecientes a la Izquierda Radical Agraria (IRA), llamados Diego Cañamero y Juan Manuel Sánchez Gordillo, sociólogo uno y filósofo el otro, Catedráticos de la Universidad "A vivir del cuento", unidos a otro fulano, historiador e ideólogo, llamado Altamirano, de la Federación Andaluza de Tarugos con Ánimo de Lucro (FATAL), llevan un tiempo esperando que cristalice lo de Cataluña, para hacer lo propio con Andalucía, eso sí, añadiéndole parte de Murcia, algo del Algarve portugués e incluso la comarca marroquí del Rif, más Ceuta, Melilla y Gibraltar. Así, con dos cojones.

Ni ideologías, ni economía, ni gaitas. En España jamás se ha asimilado que la Educación es la llave para abrir los ojos a un pueblo y evitar que se pudra, que es lo que está ocurriendo gracias a que ningún Gobierno ha sido valiente ni capaz para afrontar la responsabilidad de educar con la verdad como meta; todos, a lo máximo que han llegado, es a adoctrinar aborregando y faltándole el respeto al ciudadano. Y por las mismas razones: sucios intereses, mediocridad y cobardía.

Pareció que con la venida de los gobiernos democráticos se implantaría la Educación sin consignas inconfesables, pero ni la Santa Transición fue capaz de conseguirlo, prefirió los silencios y hacer creer que en democracia todos los que se dedicaban a la política podían ser eternos cuando en realidad una de sus virtudes consiste en que todos tienen los días contados. ¿Educación? Por favor, no moleste.

Tristemente somos herederos de los reinos de taifas y víctimas de la mercantilización de la política, que es la que impide al ciudadano pensar por sí mismo gracias a su abandono educativo, porque si se hubiera utilizado para formar cabezas en vez de llenarlas con humos y mentiras, habría permitido al pueblo librarse de las improvisaciones de los gobernantes -todos salidos del pueblo, pueblo al fin y al cabo-, analfabetos con buena voluntad y en el peor de los casos, corruptos comisionistas.

Es lo que tenemos. Sin educación no hay democracia.

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