Análisis

Alicia Coronil Jónsson

La economía global pierde 'momentum'

La economía global continúa experimentando un deterioro más acelerado del proyectado a finales del primer semestre, en un contexto marcado no sólo por el agravamiento de la crisis energética y la incertidumbre sobre la evolución de la guerra en Ucrania tras las últimas decisiones del Gobierno ruso, sino también por el mayor endurecimiento de la política monetaria, la persistencia de la desaceleración de China y la fuerte apreciación del dólar, entre otros factores.

Un entorno condicionado por elevados niveles de incertidumbre y volatilidad, en el que la invasión de Ucrania ha revertido las esperanzas económicas proyectadas en 2022 y ha acentuado las presiones inflacionistas previas, especialmente en el caso de las economías avanzadas hasta registros no observados desde la década de los 80. Todo ello en un contexto en el que más de 90 bancos centrales a nivel global han tenido que adoptar una política monetaria más restrictiva de la proyectada a comienzos de año, optando hasta el momento al menos 40 de ellos por subidas de tipos de interés iguales o superiores a 75 pb, con el objetivo de evitar el desanclaje de las expectativas de precios y que se produzca una espiral precios-salarios que derive en efectos de segunda ronda.

En este sentido, esta combinación de factores proyecta un mayor riesgo sobre el dinamismo de la economía mundial, que podrían verse aceleradas en caso de un mayor deterioro de la actividad en EEUU, Europa y China. Así, la OCDE ha mostrado una significativa rebaja de las expectativas de crecimiento del PIB global hasta un 2,2% anual en 2023, frente a un 2,8% previsto el pasado mes de junio.

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