Análisis

PANDEMIA Manuel barea 40

40 días y 40 noches no son suficientes

Esta es la entrada 40 de este diario. Ya está bien, ¿no? Uno siempre ha tenido este número como el límite que se pone a un período complicado, difícil, que hay que pasar porque no hay más remedio. Sin embargo cuarentena es ya un término utilizado para definir algo que va mucho más allá, o incluso que no llega a los cuarenta días. Esta vez no va a haber suerte. Me temo que en esta ocasión corresponde lo primero: con una cuarentena a secas no vale, no sirve, no es suficiente. Por mucha desescalada de la que nos hablen, hay que seguir a resguardo. O casi.

El 40 es un número clave que con la pandemia pierde su importancia. Ojalá el día 41 todo hubiera cambiado radicalmente. Tenemos la certeza de que no va a ser así. Si alguien tuvo la ilusión de pensar en él como un número mágico el chasco es menudo. ¿Pero hay números mágicos? El del Gordo. Me pregunto cómo les va a los agraciados con el último, el de diciembre pasado. El champán espumeando como un géiser, las risas, las lágrimas de alegría, los cantes, las fotos, las cámaras, los abrazos, los besos, los millones, el "pues yo con el dinero voy a hacer esto" y el "pues yo con el dinero voy a hacer lo otro" diciéndolo a todo el país en la televisión... Pasó la navidad, enero, y llegó febrero -de un año bisiesto-, el puto febrero, y entró el bicho este en España dicen que por 15 vías, que ya son vías, y después marzo y su pico asesino y a continuación abril, con su primavera negra, igual de letal, y un montón de ancianos muriendo. Uno y otro y otro y así... Y otros no tan ancianos, y otro y otro y otro. La estadística de la muerte. Con sus números: el 9.018, el 18.603, y así hasta el 22.524. De momento. Números como los de aquel bombo del 22 de diciembre. Aquellos para embolsarse billetes. Estos para contar cadáveres.

Números como el 40. Cuarenta días y cuarenta noches enclaustrados. Una cuarentena que es mucho más que eso. Una cuarentena a la que le estamos echando todo lo que hay que echarle. O lo que se puede. Una cuarentena que no acaba. O a la que sigue otra. ¿Más suave? Ojo con la salida de esta cuarentena. Todos sabemos como son las recaídas. No se trata de ser cenizo ni agorero. Se trata sólo de recordar que no dejamos atrás estos cuarenta días musculados, tonificados y perfectamente rehechos. Sería una locura creer que estamos como una pera. Si se va a salir el lunes por primera vez después de todo este tiempo hay que hacerlo como los buzos suben a la superficie después de una inmersión profunda y larga. Ya se sabe lo que le ha ocurrido a más de un submarinista impaciente por querer emerger demasiado pronto. Lo han sacado entre unos cuantos. No volvió a ver la playa nunca más. Nuestra presión, sí, es máxima. Estamos deseando salir a la superficie y quitarnos la escafandra y desprendernos del neopreno. Pero si lo hacemos muy rápidos nos quedaremos a la mitad.

Y todos queremos volver a probar suerte con el Gordo, ¿no?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios