Análisis

José Joaquín León

Así se desciende otra vez

Cuando se ve al equipo como en la segunda parte, se puede temer lo peor

Lo peor no fue el resultado, el empate en casa ante el colista de Tarragona, sino la vergonzosa segunda parte que jugó el Cádiz. Está en un momento muy difícil, porque necesita un cambio de rumbo y de actitudes. Era un partido fácil para ganar y bien encarrilado, con un gol de penalti que marcó Álex. Perro se volvió a ver que el Cádiz ha perdido sus virtudes. Ahora la defensa es un coladero. Ahora los futbolistas amarillos no son intensos. Ahora no se sabe si están desmoralizados o les importa poco el futuro de su equipo. Ahora parece que los factores extradeportivos se han contagiado.

El entrenador Álvaro Cervera hizo cambios en busca de un revulsivo. Jugó de central Edu Ramos, ya que el fichado Sergio Sánchez llegó tarde y en baja forma, y están lesionados Servando y Marcos Mauro. También volvía a la titularidad Aketxe, que empezó bien hasta que se fue disipando. Lekic tuvo una oportunidad y demostró que no es el delantero que necesita el Cádiz. Mientras que Agra centraba por la derecha, pero nada se pudo rematar como es debido.

El dominio del Cádiz tuvo su fruto en el penalti que señaló Ais Reig. Lo era, porque el agarrón fue claro, pero no es costumbre que se lo piten al Cádiz a favor. Álex lo transformó y el partido se puso favorable en el minuto 13. Manu Vallejo, con más voluntad que eficacia, lo intentaba por la izquierda, mientras Agra brujuleaba por la banda derecha. Un pepinazo de Aketxe pudo ampliar la ventaja, pero lo evitó el portero.

Increíble resulta que el Nástic empatara en su primera llegada clara a puerta con opción de gol. En la jugada falló el lateral Matos y quedó retratado que Edu Ramos sólo puede ser central para una emergencia. Para colmo el remate de Suárez pasó bajo las piernas del portero Cifuentes.

En las dos temporadas anteriores, el Cádiz no encajaba goles tan siniestros como ese que suponía el empate. En las dos temporadas anteriores, el Cádiz administraba bien y sacaba petróleo de las ventajas, salvo excepciones. Pero ahora le marcan en cualquier jugada. Influyen tres cuestiones evidentes: la defensa es claramente peor, los laterales no marcan bien y falta un central que acompañe con dignidad a Kecojevic. En el centro del campo no está Garrido, y José Mari juega peor que antes de la lesión porque no ha alcanzado el nivel físico que necesitaría.

A eso se suma, en ataque, la baja forma de Salvi, las dudas que empieza a tener Manu Vallejo, a pesar de su voluntad, y que Agra no es un extremo que marque goles. Cuando entró Jairo apuntó dos buenos detalles, pero se contagió de la inoperancia. En cuanto a los arietes, la paquetería de los fichajes de Cordero en ataque está quedando en evidencia, por más que aquí se le considere el no va más de las secretarías técnicas.

Jugando así ya ha descendido el Cádiz en otras ocasiones. Por ejemplo, el año de Baldasano y los que vinieron después, hasta terminar con el penalti de Alicante. Cuando se ve al equipo como en la segunda parte (es decir, encarajotado, torpe y sin ideas) se puede temer lo peor, con muchas posibilidades de acertar. Aún hay tiempo para rectificar, lo que obliga a tomar medidas sin miramientos.

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