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Crónica de San Juan de Dios

Melchor Mateo

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El limbo de los acuerdos plenarios en Cádiz

El Gobierno local no deja de instar a otras administraciones pero no salda sus propias deudas

Imagen de un pleno municipal cuando era presencial.

Imagen de un pleno municipal cuando era presencial. / Jesús Marín

En los partidos políticos hay una tendencia a ponerle siempre tarea al adversario, a exigir a los demás mucho más de lo que lo hace uno a sí mismo. Se ve con gran facilidad las deudas de la administración de enfrente gobernada por otro partido y se meten debajo de la alfombra las que tienen en su propia casa. Es el paradigma de la frase de Jesucristo del “¿por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?”.

El PSOE se llevó años en el poder y no fue capaz de poner en marcha el proyecto del nuevo hospital argumentando que estábamos en crisis económica. Los de la acera de enfrente, los del PP, hacían sangre un día tras otro y sacaron un lema en la última campaña de las andaluzas donde se hacían fotos delante de los proyectos incumplidos por el PSOE con la pancarta “Juanma lo haría”. Lo que no se sabía es cuándo lo haría. Una cosa es ver los toros desde la barrera y otra es cuando hay que salir a torear al ruedo.

El equipo de Gobierno en el Ayuntamiento de Cádiz le ha cogido el gusto al verbo “instar”. El próximo capítulo va a tener lugar en unos días cuando se lleve a cabo un pleno extraordinario para que la Corporación haga frente común y sirva de presión a la Junta de Andalucía para que se lleve a cabo el proyecto de Valcárcel y se convierta en la Facultad de Ciencias de la Educación.

El Gobierno andaluz formado por PP y Ciudadanos se puso de perfil con este proyecto mucho antes de que llegara la pandemia. Han ido haciendo lo que en el argot ciclista se llama la goma, es decir, se iba quedando descolgado y conforme la opinión pública le iba azuzando, se iba enganchando de nuevo al grupo. Un día el consejero decía en Cádiz que no se iba a llevar a cabo el proyecto y al siguiente que se iba a buscar una solución. Lo último fue proponer a la Universidad de Cádiz un plan con una financiación con tres patas, es decir, con lo que pueda caer a través del Plan de Infraestructuras universitarias que la Junta quiere implementar, aunque de momento no se sabe nada da del mismo; con los fondos europeos que se puedan obtener gracias a una potenciación de la investigación en el centro; y con los remanentes no afectados de la UCA.

El Gobierno local lo que quiere es que todo el arco municipal reclame a la Junta de Andalucía que se incluya el proyecto en ese maná que parece que le ha caído a la región con 3.450 millones del Plan Andalucía en Marcha pero que en Cádiz va a pasar de puntillas y no contempla, entre otros, ni Valcárcel, ni el nuevo hospital, ni la Ciudad de la Justicia.

Lo que va a hacer Kichi, o el interino Quirós, y compañía puede quedar muy bonito de cara a la galería pero no creo que en San Telmo vayan a echarse a temblar cuando le llegue el requerimiento municipal. Como reclamación puede servir para que se vea que se alza la voz pero al final no tiene carácter vinculante alguno ni poder de ejecución.

Y si de instar a la junta o al gobierno central se trata, quizás habría que empezar por la de reclamarse a sí mismo el cumplimiento de los acuerdos plenarios que salen de la Corporación municipal, que no olvidemos que es la representación del pueblo de Cádiz emanada de las urnas, de esos vecinos y vecinas que tanto salen en los discursos del alcalde.

Instar a otras administraciones no tiene más objetivo que el de hacer algo simbólico, pero la gestión no le corresponde al Ayuntamiento de Cádiz. Que el Pleno municipal aprobara el pasado año que para éste se iban a ampliar los servicios de playa hasta el mes de octubre, sí es un mandato del Pleno y, como tal, debería ser cumplido. Este por poner una propuesta del Partido Popular. O la petición del PSOE, que también fue aprobada, para que hubiera una mayor transparencia en la cesión de locales municipales de manera que los que quedaran libres se publicitaran en el portal municipal para que las asociaciones que quisieran uno pudieran acceder a ellos. Una más, la aprobación de que Miguel Ángel Blanco, el concejal del PP de Ermua asesinado por la banda terrorista ETA en 1997, tenga una calle en Cádiz.

Es posible que algunos de estos temas se le hagan bola en la garganta al equipo de Gobierno pero tienen que ser conscientes que no cuentan con la mayoría absoluta y que va a haber ocasiones que van a perder las votaciones en un órgano que, volvemos a repetir, es la representación del pueblo de Cádiz. Lo peor es que algunas son, incluso, aprobadas por ellos y después no las sacan adelante.

La democracia es eso y la impresión que da es el desprecio a lo que pueda salir del arco plenario. Simplemente con no mover un dedo, se rompe la esencia de la democracia.

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