Polémica Cinco euros al turismo por entrar en Venecia: una tasa muy alejada de la situación actual en Cádiz

Análisis

Joaquín Aurioles

El ciclo político y el económico

Las diferencias en el seno del Gobierno sobre la aplicación de los fondos para la reconstrucción de la economía dejan entrever importantes amenazas de disfuncionalidad. Este Gobierno fue concebido para lograr los apoyos necesarios para la formación de una mayoría suficiente en pleno conflicto catalán, pero en modo alguno para lidiar con una pandemia y todavía menos con el reto de la reparación de sus consecuencias sobre la economía.

Los modelos de ciclo político-económico ofrecen una interesante perspectiva para analizar la situación desde la que el país ha de atender sus prioridades inmediatas. El ciclo político y el económico se mueven por impulsos diferentes, pero abundan las evidencias sobre interferencias entre ambos. Los primeros modelos (Kalecki, 1943) ponían el énfasis en la manipulación de la política económica en los años electorales. En los posteriores, la ideología y el oportunismo se mezclan en función de las expectativas electorales. Si la política económica se diseña exclusivamente en función de las preferencias ideológicas de los gobernantes, la influencia de la política sobre los ciclos económicos solo es perceptible a través de la alternancia en el poder y del cambio en las prioridades políticas. Los gobiernos de izquierda eligen las opciones que impulsan el gasto público, el bienestar y el crecimiento a corto, asumiendo el coste de los desequilibrios financieros y la inflación, mientras que la preferencia por la estabilidad y el equilibro en un gobierno de derechas llevaría a la elección contraria.

Los llamados modelos oportunistas integran las expectativas electorales en el objetivo de maximizar las posibilidades de reelección y obtienen diferentes esquemas de interdependencia entre el ciclo político y el económico (Nordhaus, 1975 y otros). Pueden sinterizarse en que cuanto peores sean las perspectivas de reelección, mayor será la predisposición a utilizar la política económica con fines electorales y, por lo tanto, a interferir en el ciclo económico. También implica relajación en la disciplina ideológica, con el consiguiente coste electoral en forma de posibles represalias por desconfianza entre sus votantes.

Entre las múltiples variantes que ofrece este campo de estudio hay que destacar la posibilidad del adelanto electoral, no solo por el vértigo de estos días, sino también como el caso más significativo de influencia inversa (es el ciclo económico el que influye sobre el político), pero sobre todo a raíz de la escalada de tensión entre los socios de gobierno y muy particularmente entre el bloque económico y los miembros de Unidas Podemos (UP).

El amplio reconocimiento de la histórica oportunidad que supone NextGeneration para financiar inversiones se traslada al gobierno en forma de conflicto entre las exigencias europeas y el ideario político de UP sobre la libre empresa y los límites del estado. Desconocemos el pronóstico de los modelos oportunistas sobre lo que ocurrirá finalmente, pero quizá indiquen que también este puede ser un buen momento para adelantar las elecciones generales y decidir sobre la mayoría más adecuada para abordar la enorme tarea de reconstruir la economía.

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