Una mentira tras otra
CERO
Todaslas semanas nos preguntamos unos a otros, dominados por una no disimulada ansiedad: ¿A qué hora es el Cádiz, tito?, o picha, o como se diga. Así toda la semana. Un ardor amarillo corroe el páncreas de los tales. Pasas el sábado en blanco, nerviosito perdido, que si el Alavés, que si el Sevilla, que si… Mañana, el partido. A ver. El otro, risueño le profetiza: el domingo a ganar y pa primera. Por la mañana del día siguiente, con la cervecita en Zorrilla-Plaza Mina, lo mismo. Y ya por la tarde, esperar, hacer tiempo hasta las 21. La hora choca con el partido del Barça, refieren. Los veré los dos, dice uno calvete, como pueda. El otro, que no traga al Barsótida, por lo de la amnistía y todo eso de la bronca por Vía Layetana, odia el flequillo de insólito escolar del jefecillo de Juntos y afirma orgulloso que él no quiere ver a Lewa ni en papeles. Y que el FC Barcelona no debe jugar la liga española. Y se oye: ¿Cómo pueden llamarse así si lo que desean es lo contrario? Lo más separados posible, por eso les llaman separatistas. O cismáticos, la gente fina. Yo veré los dos a ratitos, éste es un notario amante de ambos clubes. Hagamos como el notario, veremos al Exglorioso y de reojo a los azules y grana. Pero apenas van diez minutos, le dice su santa al notario: Juanín, ¿éste es el partido de Andorra, que lo han puesto en diferido? Un inglés de la Colonia: More of the same. O sea, más de lo mismo y luego, ya convencido del todo, suelta que no, que it is a new match, otro partío, vamos, que no es el Andorra de Gerard, qué va, que éstos son los moraíto de Valladolid. Un recalcitrante zurdo que pasaba, corrige: Fachadolid. Esta España doble de Machado…, uff.
Lo peor de todo, lo peorísimo es que sea el Pucela, sea el Jerez Industrial, nuestro Cadi sigue parejo, como afirmó el inglés de las pintasde todos los días. Esto sigue igual. Garitanogaditano (Gg. a partir de ahora) no pasa de ser un amarrategui fijo. Pero se preguntan los de las cervezas que si juegan así, tan atados al cero-cero, por orden de Gg. o es que no hay nadie que produzca peligro al portero contrario, porque no se saben el Catón del bien jugar, de pasarla a un toque sin que la huela el contrario, aproximarse al área morada y, a ser posible, meterla. La pregunta carga, sobre todo viendo la pantalla de la tele del bareto. Serios como un funeral los de atrás, los de delante sin dar bola con pie y los de en medio pasando balones vez y otra a los comentarios, cariñosos que son, que todos somos hijos de Dios cavilan. Ahora, dejando a los borrachines de las cervezas, ya en serio, el medio campo no crea fútbol ninguno, si acaso, sobre todo Musa, que corre como ninguno y pasa la esfera como todos, roba; pero el siguiente toque va, indefectiblemente a un castellano. Ortuño, más o menos igual. El grande que vino del Sevilla, de dónde si no, ¿verdad don Vizca?, faltaría plus, el grandote de Pascual, nos ha hecho recordar y añorar al chaval del Botafogo. Por lo menos éste agarraba algún centro de cabeza, y, como mínimo, ponía firmes a los centrales, que temían sus dos metros por lo del por si acaso. Vengan cero a cero. Somos el equipo de segunda menos goleador, excepto los baturros joteros del Pilar.
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